Este invierno está siendo uno de los más fríos de los últimos años. De momento, la nieve y la lluvia ya han hecho su aparición en escena. Y, en situaciones como esta, es necesario desempolvar y quitar la naftalina a todas nuestras prendas de abrigo. Y una de las que más cuidados necesitan, por su calidad y el material con el que está elaborado, es el Barbour.
Vamos a empezar por el principio, que siempre es lo mejor. Hay que proteger a quien nos protege: nuestro abrigo, nuestra prenda protectora. Tiene que ser impermeable, proteger del frío y flexible. Para dos de esas cualidades, la impermeabilidad y la flexibilidad, son necesarios unos cuidados específicos. Lo primero es el lenguaje. Hablamos de engrasar nuestro Barbour. Eso ya no se hace. Al principio se utilizaba grasa de origen animal para proteger nuestro abrigo, lo que daba origen a que la gente no se acercara demasiado a nosotros, o si lo hacía, era con cara de pocos amigos por el olor a rancio que desprendía nuestra prenda. Desde hace varios años, se utilizan ceras sintéticas, más respetuosas con el medio ambiente, más limpias y más fáciles de utilizar.
Para aplicar esta cera, y derretirla, ya no es necesario hacerlo según el tradicional baño María, ahora se utiliza un recipiente que lleva incorporado un termostato para mantener durante todo el proceso, la cera con la misma temperatura. Lo mismo pasa con la conocida como «mesa caliente”. En esta superficie se coloca la prenda y se deja durante unos minutos para que coja una temperatura que se aproxime a la corporal, no debe pasar de los 35 grados; de esta manera es mucho más fácil aplicar de una manera más uniforme la cera y conseguir una total impermeabilización de nuestra prensa. Si no disponemos en nuestra casa de esa «mesa caliente», algo bastante normal, debemos controlar bien la temperatura de la cera, ya que si nos pasamos podemos calar el forro y destrozar la prenda. Aunque lo ideal es utilizar la cera Oficial Barbour (16 €/pack), han salido más tipos de cera sintéticas, si bien lo conveniente es usar la del fabricante.
Estas prendas únicas nunca deben lavarse en la lavadora. Encogen, quedan arrugadas y con unas manchas negras por la acumulación de cera y jabón, y la mezcla de algún que otro tapón de suavizante. Lo ideal es hacer todo el proceso de encerado una vez al año, de esta forma se conserva mucho mejor el color, la hidratación e impermeabilidad de la prenda. Cuando lleguen los calores y debamos hacer hibernar nuestro Barbour, se debe proteger con una funda plástica para que se mantenga su hidratación. Pero como siempre, lo mejor, es dirigirse a los sitios oficiales. Son más caros, pero a la larga conservan mucho mejor todas nuestras prendas.