Entre los sótanos de París, que albergan hornos de los que cada día salen miles de baguetes, y los tradicionales tejados de zinc de la capital se libra una batalla para integrar la lista del patrimonio inmaterial de la humanidad de la Unesco.
La tradición de la fabricación del más emblemático pan francés y la de los artesanos que cada día moldean la estampa típica que cubre los edificios de la ciudad optan al mismo sello, pero solo uno de ellos podrá conseguirlo porque cada país solo puede presentar una candidatura.