La primera obra que diseñó el genio del Modernismo catalán, Antoni Gaudí, fue un encargo de un empresario adinerado, Manuel Vicens i Montaner, para diseñar su residencia de verano en lo que es ahora el barrio de Gracia. El resultado fue una exquisita villa mezcla de influencias oriental, mudéjar y nazarí con un amplio y frondoso jardín bautizada como la Casa Vicens, y que desde 2005 forma parte del Patrimonio de la Humanidad, ahora convertido en casa museo.
En 2014, lo la adquirió el banco andorrano Morabanc y tras casi dos años de rehabilitación y 4,5 millones de inversión, abrió al público en 2017. Pero la crisis del coronavirus ha hecho mella en el turismo de la ciudad, y también ha afectado al museo de esta llamativa vivienda.
Para dar un impulso al edificio, los gestores de la Casa Vicens y la plataforma de alquiler turístico, Airbnb, han llegado a un acuerdo para ofrecer una noche de alojamiento para dos personas en sus habitaciones el próximo otoño, con cena inspirada en el reconocido arquitecto y desayuno incluido, además de una visita guiada por la vivienda por solo un (1) euro.
Para poder reservar toca esperar al próximo lunes 12 de julio a las 16 horas, según afirma la plataforma. Pero, no vale solo con apuntarse, hay que cumplir unos requisitos, como contar un perfil de opiniones en Airbnb, convivir en el mismo domicilio, para mantener la burbuja y evitar contagios, y ser mayores de 18 años.
La joya de la casa es la sala fumador. Espacio destinado solo para los hombres allá por el siglo XIX, donde charlar después de la comida, es una de las salas más bellas y complejas de la Casa Vicens. Pese a que pueda creerse que se trata de cerámica, las decoraciones de las paredes están hechas con papel maché (sistema patentado por el decorador y litógrafo Hermenegildo Miralles).
La casa convertida en museo conserva los mosaicos y carpintería originales, cuyos materiales, tras 130 años, se mantienen intactos demostrando su calidad.
