La vida siempre tiene recursos para sorprender incluso a alguien en la cúspide perpetua como Alejandro Sanz, quien cumple este viernes un sueño insospechado tras más de 30 años de carrera: cantar al mundo en unos Juegos Olímpicos, donde se ensalza no solo el valor del triunfo, sino también el de la derrota.
«La derrota forma parte de la vida en general, pero no creo en la derrota total. Para mí eso es un abandono. Hay unas batallas que se pierden y otras que se ganan. Lo importante es que la balanza final con el paso del tiempo sea positiva. Yo he perdido batallas, pero me considero en la lucha, que es lo más importante».