Andoni Luis Aduriz, al frente del biestrellado Mugaritz en San Sebastián, ha sido nombrado Embajador de Buena Voluntad de la Cocina Japonesa por su labor de divulgación e impulso de la gastronomía japonesa, un título que otorga el Gobierno nipón a quienes difunden la cultura culinaria japonesa en el extranjero.
El Ministerio de Agricultura, Silvicultura y Pesca de Japón ha hecho público este lunes el nombramiento del cocinero vasco como nuevo Embajador de Buena Voluntad de la Cocina Japonesa, título que se creó en 2015 y que ostentan cocineros como el siete estrellas Michelin Yoshihiro Murata, Nobuyuki Matsuhisa, impulsor de la cadena Nobu que popularizó la gastronomía nipona en el mundo; el nutricionista y presidente de la Escuela Hattori de cocina, Yukio Hattori y Yoshiki Tsuji, presidente del Instituto Culinario TSUJI, la escuela de cocina más grande de Japón
Andoni Luis Aduriz es el tercer representante español en recibir dicho reconocimiento, junto con Roger Ortuño Flamerich, autor del blog ComerJapones.com y coordinador de las actividades gastronómicas del Salón del Manga de Barcelona, y Hideki Matsuhisa, cocinero y propietario del restaurante Koy Shunka (Barcelona).
Aduriz recibe esta distinción gracias a que la propuesta culinaria de Mugaritz «siempre ha estado muy inspirada por la cultura japonesa, desde ingredientes, técnicas, utensilios, hierbas hasta su propuesta líquida de sakes», indica el Ministerio nipón.
Desde el restaurante se recuerda que han sido «muchos» los platos que han nacido fruto de esa inspiración, como kagami de piñones y raspaduras de hielo, arroz pulido cremoso seimaibuai con setas, temperatura vs sabor, sobre el Hirezake, pastel negro de arroz fermentado o mochi asado.
Para Aduriz, la cultura japonesa está «muy volcada hacia la contemplación, hacia el trabajo del artesano, y que engarza con sus propias tradiciones», además de una especialización que busca «alcanzar la versión más afinada posible en cualquier ocupación».
«Ese ritual del esplendor se respira en la ceremonia del té, en la concentración del alfarero, en la fijación del ingeniero, en las rutinas del creador de cuchillos. La reiteración como ejercicio preferente, maduro, casi espiritual. En ese ejercicio de búsqueda y de inspiración constante, Japón se convirtió en parte del imaginario de Mugaritz», añade el cocinero donostiarra.