La Hawái europea, así llaman a las Azores por su situación geográfica, pero ahora estas maravillosas islas suman otro atractivo más: su gastronomía. Con pequeños y puntuales proyectos para salvaguardar sus paisajes naturales se ha comenzado a rescatar un Patrimonio de la Humanidad como es su paisaje vitivinícola de Pico y sus frutos.
El medio Esquire narra en primera persona lo que siente un turista al pisar esta islas. Nada más aterrizar en Pico, el viajero tiene la sensación de entrar en un Parque Jurásico. Entre los alojamientos que se pueden elegir en Azores, la publicación recomienda Adega do Fogo, una antigua casona y destilería abandonada a los pies del volcán reconvertida en algo parecido a un hotel. Se alquila en su totalidad para grupos de amigos o familias, máximo doce personas, por 2.000 euros la noche.
Cocina casera en desayunos con panes recién hechos en su horno, almuerzos y cenas con producto y hasta música local, si se solicita, porque la música es otra columna vertebral de Pico, sede de importantes festivales como Cordas o Mountain Pico Festival.
Pero la oferta gastronómica no acaba en esta alojamiento de ensueño. En Pico también podemos encontrar el restaurante Magma de Lava Homes, un ‘resort’ compuesto por una quincena de casas de diseño colgadas, entre jardines, de una ladera que cae a un mar que se divisa haciendo yoga o desde cualquier estancia. El precio medio por comer allí es de 30 euros y puedes disfrutar de fantásticos quesos de la zona con pimienta o miel, atún o bacalao en diversas preparaciones y reconocida ternera azoriana a la portuguesa o con pica pau (encurtidos).
Es hora de buscar el maridaje a esta magnífica selección de platos. Para ello, nada mejor que un buen vino volcánico. Azores Wine Company es una oda a la historia y a los héroes que dieron forma a ese impresionante paisaje de viñas isleñas que hoy se recuperan, resguardadas por infinitos corrales de basalto en los que se obra el milagro. Una cata de vinos, con visita incluida a las bodegas, puede costarnos cerca de 20 euros. Además, si quieres pasar la noche en algunas de las cinco habitaciones que tiene también lo podrás hacer a cambio de 200 euros.
O Petisca es una tasca localizada en Madalena y se trata de otra forma de disfrutar de la comida de estas islas. En su interior puedes disfrutar de una degustación (25 euros) de quesos isleños, «lapas grelhadas», por supuesto, y otro de los mariscos más típicos allí, las cracas, un extraño y sabrosísimo híbrido entre el percebe, el cangrejo y la cañadilla. Buena carne, exquisita ternera, y pescado fresco en recetas de casa componen los platos fuertes.
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