Más proclive al trabajo que a la charla, inventor de utensilios para llevar a las parrillas ingredientes impensables, Bittor Arginzoniz consiguió antes el reconocimiento internacional para Etxebarri, en los primeros puestos de las listas mundiales de los mejores restaurantes, aunque sabe que ha contribuido a expandir y dignificar las brasas en España.
«Mucha gente hace brasa ahora, no pasa nada, es una manera de que evolucione la cocina; está bien que se copie mi técnica, lo que no me van a copiar es a mí, eso es más complicado», dice soltando una carcajada en su restaurante en Axpe (Vizcaya), donde se ha convertido en el séptimo protagonista de Joselito Lab, una iniciativa de la empresa salmantina para poner en valor los jamones, embutidos y carnes de cerdo ibérico en la alta cocina.