El año atípico que vivimos ha hecho que este año la vendimia sea más complicada por las restricciones de la COVID-19, así como por las dudas de tormentas que amenazaban en las fechas cercanas a la vendimia. Sin embargo, gracias a la buena gestión del responsable de viñedos, Carmelo Espinosa, y al trabajo de los viticultores durante todo el año, Bodegas Montecillo, la tercera bodega más antigua de la D. O. Ca. Rioja y primera de Fuenmayor, ha conseguido una uva de grandísima calidad.
La alerta sanitaria ha generado al igual que en otros sectores, miedo e inseguridad entre los viticultores, pero el trabajo de asesoramiento permanente realizado desde Bodegas Montecillo ha hecho posible que el resultado sea mucho mejor de lo esperado y las expectativas sean buenas.
«Bodegas Montecillo lleva años trabajando con los mismo viticultores, de manera que ya existe una relación casi familiar en la que lo fundamental es la confianza, la clave para que, de nuevo, los resultados sean un éxito a pesar de las circunstancias«, afirma Carmelo Espinosa, Responsable de Viticultura de Bodegas Montecillo.
Una vendimia para recordar
El miedo y la incertidumbre de muchos agricultores no han conseguido empañar el trabajo y esfuerzo de generaciones en torno a la viticultura.
A la pandemia este año se ha unido el clima, que ha tenido en vilo hasta el último momento al campo. Primero, por las altas lluvias y temperaturas durante la primavera, que hicieron adelantar el ciclo vegetativo y que requirieron de un seguimiento intensivo sobre la evolución de la vid al verse amenazado el viñedo riojano por el «mildiu» de forma preocupante. Las labores del campo se han intensificado en gran medida hasta bien entrado el verano y ha sido un año donde el saber hacer del viticultor ha marcado la clara diferencia. Afortunadamente, el clima ha sido favorable durante las semanas de recogida de la uva, especialmente en la Rioja Oriental y Rioja Alta, que es de donde procede la mayor parte de la vendimia de Bodegas Montecillo, incluidas las uvas de las parcelas que la bodega ha utilizado para el lanzamiento de los vinos monovarietales de su icónica marca Viña Monty.
La forma de cosechar las viñas este año ha sido también excepcional, tanto para las cuadrillas como para la propia bodega, siendo el objetivo de Bodegas Montecillo salvaguardar la seguridad de todas las personas que han participado en esta vendimia. Los viticultores de Montecillo han vivido momentos de mucha incertidumbre y nerviosismo, añadido a lo que ya es habitual en ellos en esta época, donde literalmente viven y duermen (no mucho) mirando al cielo.
Gracias a la concienciación y el esfuerzo de todos, se ha cumplido con las especificaciones establecidas por los ministerios de Sanidad y Agricultura, elaborando pruebas de detección de COVID, creando nuevos espacios habilitados para poder dormir y vivir y abastecimiento de material anti coronavirus. Estas medidas de seguridad también se han extremado dentro de la Bodega, con un resultado muy satisfactorio, lo que ha reforzado la confianza entre la Bodega y todos sus empleados, uno de los pilares fundamentales sobre los que se sostiene Montecillo.
Por otro lado, el Consejo Regulador establece unos rendimientos ya de por sí muy contenidos para garantizar la calidad de la uva y este año, dada la situación, ha reducido aún más la limitación de kg/ha de la Denominación de Origen Calificada. Tras muchas deliberaciones, se decidió una regulación del 90% para uvas tintas y del 95% en blancas, lo que ha supuesto también un esfuerzo extra para los viticultores con un año complicado en cuanto a tratamientos y coste de materia prima. En kilos, se traduce en 5,850 kg por hectárea de uva tinta y 8.100 kg por hectárea en uva blanca. Esto ha implicado que este año se haya recogido aproximadamente un 11% de Kg menos en la Rioja que la añada 2019, pero de una calidad sobresaliente (de 380 millones a 340 millones).
Carmelo Espinosa, reconoce que este 2020 «ha sido un año complicado en el que creo que el trabajo en equipo, desde el viticultor en la época de brotación hasta los últimos vinos que entrarán en barrica ayudados por el personal de Montecillo, ha sido fundamental. Hemos podido seguir trabajando con las 800 parcelas pequeñas con las que colaboramos habitualmente, distribuidas por Rioja Alavesa, Rioja Alta y Rioja Oriental, de manera que obtenemos lo mejor de cada microclima y terruño en cada variedad.»
Un ejemplo de ello es el Viña Monty Graciano Reserva, de uva 100% graciano, aunque procedente de dos parcelas distintas: el 90% de Cenicero en Rioja Alta, para darle esa pureza y elegancia propia de la uva graciano y el 10% restante obtenido de una viña en Rioja Oriental, donde el clima más mediterráneo hace que tenga un rojo cereza más intenso con un aroma potente, perfecto para envejecer correctamente y aportar esa intensidad al coupage del monovarietal elaborado en la Bodega Montecillo.
Añada 2020 de gran calidad
Pese a ser un año distinto de vendimia, Bodegas Montecillo ya tiene una valoración de los vinos tras su fermentación y estima un gran potencial para largas crianzas así como para poder mantener el estilo de sus vinos. Para la fase de crianza en botella, los vinos de esta cosecha ya tienen un lugar esperando en el magnífico botellero de la Bodega. Es ahí donde los vinos de Montecillo se hacen redondos ayudados de oscuridad y calma, para convertirse en grandes reservas.
«Nuestra especialidad es hacer vinos capaces de vivir durante siglos. No todas las bodegas de Rioja pueden hacerlo y para nosotros es fundamental a la hora de elaborar grandes vinos que encierran nuestra esencia, porque necesitan su tiempo para tener la calidad adecuada y lograr, al mismo tiempo, toda su plenitud«, añade Mercedes García Rupérez, Enóloga y Directora Técnica de Bodegas Montecillo.