Y, por otro lado, porque es la manera de no olvidar comida en la despensa o restos de alimentos que puedan atraer insectos o generar malos olores. Sin duda, enfrentarse a una plaga en nuestra segunda residencia es bastante más desagradable que dedicar unas horas a la limpieza.
Hay que prestar especial atención, por ello, a cocina y baños. Y, para evitar la acumulación de polvo, lo mejor es cubrir los muebles con unas sábanas. Cuando volvamos a esa segunda residencia, bastará con pasar la aspiradora para tener la casa en perfectas condiciones.
Revisar las instalaciones
Una pequeña fuga puede convertirse en inundación, mucho más en esa segunda residencia que pasa semanas desocupada. La mejor manera de evitarlo es cortar la llave de paso del agua. Y lo mismo debemos hacer con el gas, si la vivienda tiene suministro.
¿Qué ocurre con la electricidad? El consejo es desenchufar todos los aparatos. Esto permitirá no desconectar del todo toda la instalación. Podemos dejar solo algunas fases en funcionamiento, de manera que el timbre de la puerta funcione o que podamos dejar el encendido de alguna luz programado y dar así la sensación de que la vivienda no está desocupada.
Cerrar puertas y ventanas
En segundas residencias, merece la pena invertir algo más en seguridad. Y eso significa puertas y ventanas blindadas. Pero de nada servirán si no nos aseguramos de cerrar bien la casa antes de marcharnos. Puede parecer obvio, pero un pequeño descuido lo podemos tener cualquiera y con consecuencias nada deseables.
Consejos de seguridad básicos
Ya hemos mencionado la seguridad, y en este aspecto siempre es interesante tomar las mayores precauciones posibles. Una posibilidad es poner una alarma, que no necesariamente tiene que estar conectada a una central. Hoy en día es posible instalar sensores de presencia y cámaras que nos avisan en el móvil ante cualquier movimiento extraño en casa.
Otra alternativa es instalar un pequeño sistema de domótica. Basta con unas persianas eléctricas o alguna luz que se puedan controlar en remoto. Servirá para mantener alejados a los amigos de lo ajeno.
Y, si es posible, siempre es buena idea dejar una llave a alguien de confianza que resida en la zona. No hay que olvidar que en la mayoría de los casos esas segundas residencias están a muchos kilómetros de nuestros hogares y que si se produce cualquier incidencia tardaremos horas en llegar. Con los consejos que hemos detallado, la posibilidad de que eso ocurra se reduce, pero no siempre es posible controlar o prevenir los imprevistos