Castel Madruzzo se yergue sobre una colina rocosa, más allá del bosque que cubre la montaña en el Valle Adige, en la provincia de Trento, al norte de Italia. Esta fortaleza medieval, de la que datan historias ya desde el siglo XII se encuentra a la venta por 5,5 millones de euros. La mansión del castillo se levantó en el siglo XVI, y reconstruido en el siglo XIX, y cuenta con 2.500 m2 en cuatro plantas, con 30 habitaciones y 13 baños, que se ofrecen para uso hotelero.
Castel Madruzzo se puede dividir en tres partes: la parte medieval con las ruinas de las dos torres, la parte renacentista que contiene la residencia unida a la primera por altos muros con dos baluartes y un gran parque completamente cercado por muros. Las torres de Gunpone y Boninsegna, la parte medieval, se encuentran en un estado precario, mientras el castillo se encuentra en buen estado y la parte del siglo XVI está perfectamente habitable y totalmente amueblada.
En el recinto también se encuentra una pequeña iglesia dedicada a San Nicolás, con frescos y pinturas en buen estado y que cuenta con los escudos de armas de la familia y del príncipe-obispo Cristoforo Madruzzo.
Un castillo con mucha historia
Los primeros documentos sobre el castillo datan de 1161 cuando el príncipe-obispo de Trento Adalpreto II lo concedió el feudo a Gumpone y su sobrino Boninsegna. Estos últimos fueron los progenitores de la primera familia Madruzzo.
Durante los enfrentamientos entre güelfos y gibelinos, los madruzzos fueron siempre fieles a los obispos de Trento y por ello fueron por sus rivales, que llegaron a ocupar el castillo. Al final de las luchas, el señorío volvió a las posesiones de los Madruzzo. En 1380, se extinguió la línea masculina de los Madruzzo y, tras algunas luchas por la herencia, el castillo pasó a manos de los Roccabruna en 1389.
Tras pasar por varios propietarios que no pudieron asumir su mantenimiento, llegó a manos de Giangaudenzio a finales del siglo XIV, quien comenzó a llamarse Madruzzo y asumió un escudo de armas que se basó en el de la familia primeriza propietaria del castillo.
Realizó importantes mejoras en el castillo haciéndolo más confortable y adaptando las defensas a las nuevas armas de fuego. En su segunda época dorada, uno de sus hijos fue Cristoforo Madruzzo, quien inició el Concilio de Trento y quien fue el primero de los príncipes-obispos pertenecientes a esta familia que gobernó Trentino durante más de un siglo. Durante este período el castillo fue ampliado y se utilizó como residencia de nobles.
Durante casi dos siglos, hasta la muerte de Carlo Emanuele Madruzzo en 1658, también se extinguió la línea masculina de la segunda familia Madruzzo. Por matrimonio, el castillo pasó luego a los Lenoncourt en 1661, quienes a su vez se extinguieron, dejando sus propiedades a los Carretto de Génova en 1691.
En 1703, el castillo fue incendiado por las tropas del general Vendôme y destruido casi por completo durante la invasión de Trentino en el marco de la Guerra de Sucesión española. Reconstruido en el siglo XIX, pronto cayó en ruinas, también por el desinterés de la familia Carretto que lo vendió en 1873. Comprado por la familia Larcher, fue parcialmente renovado y también acogió a Oreste Barattieri y Antonio Fogazzaro. En 1963 fue vendido a la familia Montagna de Milán.