El plástico se ha convertido en nuestro compañero de la vida diaria gracias a su versatilidad y durabilidad: está en nuestros muebles, accesorios, envases y contenedores… Sin embargo, estas buenas cualidades son también sus principales defectos. Dependiendo de su composición, el plástico puede tardar entre 100 y 1.000 años en descomponerse. Y si este llega al mar, este tiempo puede llegar a ser mucho mayor.
Los plásticos afectan a todo tipo de especies en todo el mundo, incluidos los humanos. Al descomponerse, se convierten en pequeñas piezas que invaden nuestro cuerpo a través de los alimentos y el agua que consumimos, llegando a perjudicar nuestros organismos.
Es por ello que es esencial reciclar de forma correcta, y aún más entender que el plástico no es tan necesario en nuestras vidas como podríamos creer. A continuación, te presentamos algunos consejos para reducir el consumo de plásticos en nuestro día a día:
En el mercado existen bolsas para la compra de todo tipo de materiales y estilos. ¡Hasta puedes hacerlas en casa si se te dan bien las manualidades!
Estamos hablando de platos y cubertería desechable, pajitas de plástico, botellas… Puedes utilizar alternativas como platos y cubiertos de bambú, pajitas de papel o metal y botellas rellenables que, además de ser muy cómodas, hasta pueden mantener fresquito su contenido.
Aunque son reutilizables, las fiambreras de plástico tampoco son las más recomendadas, ya que dependiendo de la temperatura que alcancen en el microondas o de los alimentos con los que entren en contacto también pueden liberar elementos dañinos para nuestra salud. Cámbialas por fiambreras de cristal o de acero inoxidable si tienes la oportunidad.
Y, a ser posible, con recipientes y bolsas reutilizables. Algunos supermercados ya venden bolsas de tela para pesar la fruta, por ejemplo, y otros aceptan que utilices tus propios envases transparentes para guardarte los productos de charcutería, pescadería, quesos y carnicería.
Elige envases que sean retornables, como el vidrio, o que, al menos, puedan utilizarse varias veces más antes de reciclarlos correctamente.
Los cepillos para el pelo de madera, además de ser resistentes, tienen la ventaja de que no generan electricidad estática, así que con ellos puedes olvidarte del frizz. Por otra parte, también puedes encontrar cepillos de dientes de madera con cerdas naturales que no generan residuos perjudiciales para el medioambiente.
En el caso de los productos de cuidado personal, hay que recordar que los champús y jabones líquidos, por ejemplo, contienen en su composición elementos plásticos que no son biodegradable. Nuestra recomendación son los champús y jabones que vienen en formato sólido y se pueden almacenar en latas de corcho o metal.
Muchos productos estéticos, tanto maquillajes como desmaquillantes, a menudo tienen entre sus componentes microplásticos que no acaban de descomponerse hasta dentro de muchos años. Hoy en día hay una infinidad de marcas que velan por el medioambiente y utilizan alternativas a la purpurina como la mica sintética o exfoliantes hechos con frutos secos en lugar de microesferas plásticas.
Cuidar del planeta es una responsabilidad colectiva. Los pequeños gestos, si provienen de todos, pueden convertirse en los grandes cambios que el medioambiente necesita.
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