Los fallos en una pantalla digital que dan forma, con pintura, pinceles y rodillos, a rostros reales sobre grandes paredes, para provocar una mirada, un pensamiento y preguntas, componen el arte de Jaime de la Torre, Jay Kaes, que ha llegado a Grecia, Estados Unidos, China, Bolivia, Emiratos Árabes o España.
El estilo «glitch» (el fallo que no nace del error, sino de algo no previsto) caracteriza a este artista cántabro, que ha llevado y dejado huella en grandes murales y paredes de muchas ciudades del mundo, mezclando lo manual y lo digital.
Como si fuesen fallos técnicos o errores en píxeles en una pantalla digital, unidos a rostros o retratos de personas en la mayoría de sus obras, Kaes busca que la gente se pare, contemple su trabajo, piense y se haga preguntas.
Él mismo hace algo parecido para crear sus murales: una vez que tiene la pared donde crear, piensa que tipo de figuras pueden encajar en el espacio y después se apunta unos conceptos clave para leer lo que han escrito diferentes autores sobre ello y volver a dibujar las figuras que había pensado al principio sobre esos conceptos.
“Sobre eso que leo vuelvo a dibujar y ya se empieza a formar la idea. Lo demás sale solo con la estética que me he construido yo mismo”, explica en una entrevista con Efe este artista cántabro afincado en Londres desde hace unos años y que ha vuelto a Cantabria a pintar la fachada del centro cultural La Vidriera, de Camargo.
En este nuevo mural busca hacer una alegoría al desarrollo intelectual y dentro de su estética manual y digital ha decidido escoger los “happy face” de los «emojis» de las redes sociales.
Jay Kaes lo ve como un momento en el que decide que le gusta una idea, le da al «like» y luego profundiza en ella, la estudia y aprende.
Y añade que cuando se empiezan a aprender conceptos nuevos, “abres ese ‘emoji’ y descubres lo que florece”, lo que es realmente, y esa flor o eso que has aprendido lo ves en otros sitios y lo aplicas, incluso, en una conversación con un amigo, “Al fin y al cabo con el tiempo forma parte de nosotros y florece dentro de nosotros en forma de cultura, quiénes somos y de dónde venimos”, añade este artista.
Para Kaes, volver a “la tierruca” supone pintar “muy cómodo”, no solo por el trato que recibe de la gente sino por la comodidad de estar en casa, porque es todo más accesible y “más relajado”.
Sin embargo, reconoce que le divierte poder viajar por todo el mundo pintando y haciendo lo que más le gusta porque va con su cultura a otras diferentes, algo que le enriquece y le sirve como fuente de inspiración y aprendizaje.
Sí tiene claro este joven artista que su obra favorita está en Grecia porque el formato de la pared fue “muy agradable”, era en un parque de un barrio normal y pudo hacer muchas referencias sobre cómo ha sido su vida.
Su objetivo a través de su arte es «alegrar» ambientes públicos o privados con murales y motivar a la gente que busca, con obras de arte cargadas de referencias modernas y significado, abordar temas de actualidad para aportar algo positivo a la sociedad.
En 2019 Kaes pintó su mural más grande hasta la fecha, una pared de 600 pies cuadrados para Galería Vertical, en Reinosa, y en 2020 su pared más alta para Art in Progress y su festival ARTWALK5, en Patras (Grecia), donde creó una animación para ser vista en un teléfono móvil frente al mural.
Celia Agüero