Un 5 de julio de 2011, hace una década, el medievalista de la Catedral de Santiago echó en falta el Códice Calixtino. Lo había robado un electricista, que ha fallecido. Hoy, en pleno Xacobeo, turistas y peregrinos se interesan por saber dónde está custodiada esa joya literaria.
«Sí. Fui yo quien robó el libro. Me lo llevé el 4 de julio del año pasado, sobre las doce de la mañana». Esta fue la confesión, doce meses después del robo, de Manuel Fernández Castiñeiras, Manoliño do Rego, como se le conocía en Ortoño, un núcleo de Ames (A Coruña) en el que nacieron sus padres.
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