Más allá del daño económico, esta ofensiva afecta sobre todo a un producto, declarado en 2006 patrimonio gastronómico nacional y que ya ha visto como se le han cerrado las puertas de California, Japón o Sao Paulo y cuya venta estará pronto prohibida en Nueva York.
Nuevo golpe a la reputación del foie. Este símbolo de la gastronomía francesa, que desde hace años sufre los ataques de los defensores de los animales por el trato que se da a las ocas de las que se obtiene, ve ahora como varios alcaldes galos lo han prohibido en sus recepciones.
El boicot viene firmado por los regidores de ciudades tan importantes como Lyon, Estrasburgo o Grenoble, que tienen un punto en común: todos ellos son ecologistas.