Nadie espera que vuelvan los tiempos de la pesca salvaje del esturión en busca de sus preciadas huevas. Pero el caviar negro está a salvo. El nuevo paraíso son las piscifactorías ultramodernas, donde ya no hace falta sacrificar al prehistórico pez para saciar el apetito de los amantes del «manjar de los zares».
“El esturión sobrevivió a los dinosaurios, pero no al hombre. Ahora, nosotros producimos tanto especies puras como híbridas”, comentó Svetlana Kasáeva, subdirectora de producción y ciencia de Aquatir, complejo que tiene su sede en Tiráspol, capital de república moldava de Transnistria.