El Hospital de Muñecas de Lisboa lleva casi dos siglos curando a pacientes especiales que pasan por la sala de espera y el quirófano con la idea de mantener intacto el sentimiento y el cariño que les profesan sus dueños.
«Es un sitio donde se curan «saudades» sobre todo y memorias que se tienen de la infancia, y donde se traen a veces muñecas muy viejecitas y mimadas a las que intentamos dar una segunda vida», cuenta a Efe Manuela Cutileiro, la «médica general» de este particular centro sanitario que este año cumplirá 192 años, uno de los más antiguos de este género en todo el mundo.