El Liceo cumple 175 años. Tal día como hoy, pero en 1847 se inauguró el Gran Teatre del Liceu con una fuerte repercusión ciudadana. El programa incluía una sinfonía de Joan Melcior Gomis, el drama Don Fernando el de Antequera de Ventura de la Vega, una danza de tipo andaluz titulada Rondeña de Josep Jurch y coreografía de Joan Camprubí, una cantata en italiano de Joan Cortada con música de Marià Obiols titulada Il regio imene. La ópera llegó unos días más tarde, el 17 de abril con Anna Bolena. El nuevo Teatre contaba con el aforo más grande de Europa con una capacidad para 3.500 espectadores y el escenario disponía de las instalaciones y la tecnología más modernas de aquel momento.
El primer Teatre tuvo la corta vida de 14 años, el 9 de abril de 1861 un incendio iniciado en la sastrería se propagó rápidamente y destruyó por completo la sala y el escenario. El Teatre quedó en ruinas y los propietarios decidieron unánimemente que lo reconstruirían repartiendo los costes entre todos los accionistas y personas con intereses en el Teatre. Barcelona se ganó la admiración general ya que en un año se reconstruyó el Coliseo, de la mano del arquitecto Josep Oriol Mestres, nuevamente sin la financiación de la Casa Real.
El segundo Liceu reabría sus puertas en el mes de abril de 1862 con la ópera I puritani precedida de una pieza sinfónica Las dos lápidas de Joan Sariols i Porta (composición ganadora del concurso organizado en motivo de la inauguración del nuevo Teatre).
El Teatre perduró en manos de la Sociedad del Gran Teatre del Liceu hasta el estallido de la Guerra Civil, momento en el que el Teatre es nacionalizado por la Generalitat de Catalunya. Esta nacionalización se concretó en el Decreto del 27/07/1936 mediante el cual el Liceu pasaba a llamarse Teatre Nacional de Catalunya. Tres días más tarde, en los bajos del Círculo del Liceo se instaló la Comisaría de Espectáculos de la Generalitat y el 5 de agosto de 1936 se redactó un anexo al decreto quedando nacionalizado, también, el Círculo y el Conservatorio.
El régimen de Franco devolvió la titularidad del Teatre a la sociedad de propietarios y en el mes de abril de 1939 Joan Mestres Calvet, retoma la actividad artística y comienza a organizar la temporada de invierno 1939/40. El 9 de diciembre de 1939 se inaugura la temporada de ópera con Goyescas de Enrique Granados.
A finales de los años 70 del siglo XX, el sistema de financiación estaba del todo obsoleto en relación con los grandes teatros de ópera de Europa. En 1980, con la muerte del último empresario, Joan Antoni Pàmias, las administraciones catalanas toman conciencia del valor histórico y cultural de la institución y el 11 de diciembre, mediante un decreto de la Generalitat, se crea el Consorci del Gran Teatre del Liceu. En un primer momento formó parte la misma Generalitat, el Ajuntament de Barcelona y la Societat del Gran Teatre del Liceu; posteriormente se añadió la Diputació de Barcelona y el Ministeri de Cultura. A pesar de la creación del Consorci y la entrada de financiación pública no se consiguió frenar el déficit en la economía del Teatre.
El incendio del 31 de enero de 1994 causó un profundo impacto emocional y una fuerte y cohesionada respuesta ciudadana. El mismo día del incendio, el patronato del Consorcio acordó por unanimidad la reconstrucción del Liceu en el mismo emplazamiento. El proyecto se encargó al arquitecto Ignasi de Solà-Morales al cual se sumarían Xavier Fabré y Lluís Dilmé.
El 1 de febrero de 1995 se constituye el Consejo de Mecenazgo, con el fin de favorecer la financiación privada a la reconstrucción del Teatre y garantizar la permanencia del apoyo empresarial al proyecto del Liceu.
El 7 de octubre de 1999, se celebra la función inaugural del nuevo Teatre con Turandot bajo la dirección de escena de Núria Espert en un nuevo edificio que mantenía una apariencia fiel al anterior, pero dotado de una infraestructura técnica avanzada.
El Liceu renace como proyecto cultural dirigido al conjunto de la sociedad. El nuevo Teatre abre sus puertas como teatro público y como tal tiene la misión de crear un arte estéticamente ambicioso que llegue al mayor número de ciudadanos y velar por multiplicar las oportunidades artísticas de los músicos y creadores del país.
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