Seis astronautas, incluido un español, pasaron tres semanas aislados en una base marciana recreada en un cráter en medio del desierto del Néguev, en el sur de Israel, donde llevaron a cabo todo tipo de experimentos como parte de un programa para optimizar los preparativos para un eventual viaje a Marte.
En una nada roja, seca, rocosa y con montañas de fondo, donde el único sonido es el del viento y el sol golpea con violencia, el ser humano dio hoy un paso más en su largo camino al planeta rojo.