A solo 40 minutos del bullicioso centro de Seúl, en las montañas que enmarcan la aldea de Nokchon, se cocina el primer whisky puro de malta de Corea del Sur, un néctar cargado de notas especiadas que ansía asaltar el mercado global, empezando por los paladares femeninos.
Aunque la nación asiática sea popular por los productos contemporáneos que exporta, desde contenido audiovisual a cosmética, el whisky no se cuenta entre ellos en un país que en el terreno etílico si acaso es más conocido por su bebida nacional, el soju, que absorbe un tercio de lo que gastan en alcohol los surcoreanos cada año.