El Museo Thyssen ha inaugurado la instalación especial ‘Fra Aneglico. Restauración de La Virgen de la Humildad’, obra restaurada por la pinacoteca que estará en una sala que «invita al recogimiento» con música de acompañamiento, además de las conclusiones del trabajo realizado.
«Ha sido un trabajo de cerca de un año que ha terminado con una sala que invita al recogimiento, con música de la época y dos instrumentos: un laúd y un órgano portativo», ha explicado la responsable del departamento de restauración del Museo Thyssen, Susana Pérez, quien ha puesto en valor la maestría del maestro renacentista.
«Fra Angelico fue un artista que se ocupó de conservar y cuidar su obra como, por ejemplo, con la elección de materiales –una tabla de soporte con listones, una tela– y, además, cuidaba mucho el taller, logrando efectos pictóricos como las pestañas de la Virgen o el modelado de los pliegues de las vestimentas», ha añadido Pérez.
La convervadora ha destacado el buen estado de la pieza –«en una vida de 600 años está bastante bien», ha apuntado– y considera que, tras esta intervención, pasarán «al menos otros 40 años sin que se necesite una restauración». Asimismo, ha explicado los trabajos que han tenido que incorporar en este proceso.
«El rostro de la Virgen había sufrido distintos daños y era una zona delicada y difícil, también se han tenido que hacer remates en puntos desgastados y abrasiones. Por el contrario, la mayor satisfacción ha surgido con el manto de la Virgen, donde han salido una gran cantidad de matices que no se esperaban», ha indicado.
El director artístico del Thyssen, Guillermo Solana, ha destacado cómo la pintura de Fra Angelico está «a medio camino entre los rasgos góticos y renacentistas». «Por ejemplo, los ángeles músicos miran hacia arriba echando la cabeza para atrás, algo más sencillo en el gótico cuando estaban todas las figuras en un mismo plano: estas tensiones hacen más milagrosa la integración de elementos», ha apuntado.
‘La Virgen de la Humildad’ representa a la Virgen con el Niño y pertenece al periodo de madurez del artista. La obra está repleta de detalles simbólicos, como las azucenas que aluden a la pureza de María y las rosas rojas y blancas que hacen referencia a la pasión de Cristo. La tabla formó parte de la colección del rey Leopoldo I de Bélgica, y en 1935 fue adquirida por el barón Thyssen.
«Fra Angelico se hacía eco de las innovaciones más avanzadas y, por eso, se puede ver una virgen con postura frontal, donde parece que no mira al niño. Además, no es una virgen sentada en la hierba, como en obras anteriores, ni el Niño aparece mamando, sino de pie sobre ella: hay algo paradójico de Reina de la Humildad», ha añadido Solana.
Tras su presentación en Madrid, el cuadro regresará al Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC), donde se exhibe habitualmente como parte del depósito del Thyssen –en torno a unas 80 obras–. «Ya hemos traído obras de ese depósito por diferentes pretextos, por lo que hay una rotación de facto. De momento, esta obra estará un año y eso nos deja bastante satisfechos», ha concluido el director del Thyssen.