Ernesto de Hannover podría haberlo tenido todo y vivir una vida de auténtico lujo siguiendo las normas de la institución de la cual, aunque suene surrealista, todavía sigue formando parte. La familia real de Mónaco ha vivido muchos episodios polémicos a lo largo de su historia, sin ir más lejos todo el tinglado con Charlene del último año.
Sin embargo hay un personaje que siempre ha sido la oveja negra y ese es, sin duda, Ernesto de Hannover. Aunque parezca imposible, Ernesto sigue siendo el marido de Carolina de Mónaco a día de hoy y desde su boda en 1999, aunque no tendrían ni siquiera contacto, así consta a nivel legal, son marido y mujer.
La realidad es bien diferente y es que él vive en Madrid junto a su novia y que, a sus 68 años, lejos de ser millonario y vivir montado en el euro, estaría padeciendo las consecuencias de sus malas decisiones vitales y de un cuestionable estilo de vida.
’20 Minutos’ se hace eco de un reporte de ‘Vanitatis’ que asegura que Ernesto de Hannover vive una ruina económica fruto de sus “multas, detenciones, órdenes de alejamiento y altercados diversos” de los cuales la prensa ha sido testigo en más de una ocasión.
No hace falta recordar que no pudo ni asistir a la boda de Letizia y Felipe VI porque se quedó durmiendo la mona en el hotel con una resaca de campeonato tras una noche de borrachera. Todavía se recuerda el paseíllo en solitario que tuvo que hacer la pobre Carolina que sí acudió al enlace cumpliendo con su invitación y en representación de la familia.
Ernesto paga por sus decisiones y ha entrado y salido de clínicas de rehabilitación que no habrían conseguido desintoxicarle de su posible adicción al alcohol. Los problemas con su patrimonio son públicos y notorios y es que, debido a que los acreedores miraban de cerca sus posesiones, decidió ceder en vida parte de su herencia a su hijo.
Ernesto Augusto (fruto de su primer matrimonio con Chantal y no con Carolina) fue el heredero de dicha cesión de propiedades en distintos países del mundo, desde España (en su amada y fiestera Ibiza) hasta Kenia o Austria.
Esto se llevó a cabo entre los años 2004 y 2007 y le habría reportado según el citado medio a Ernesto de Hannover 3 millones de euros que necesitaba para pagar sus fallidas aventuras como empresario.
Pero la jugada monetaria le salió muy cara a Ernesto y es que su hijo, dueño de las propiedades, quiso subastarlas y así lo hizo, ganando 44 millones de euros pero dejando a su padre sin patrimonio. De ahí su contencioso legal que estalló cuando el hijo vendió por un euro el palacio de Marienburg por no poder afrontar los 30 millones que habrían costado las reformas necesarias para mantenerlo a flote.
Ernesto se enzarza judicialmente con su hijo y pierde, claro, teniendo que pagar las costas. También debería 74.000€ en honorarios de los abogados. Así, Ernesto no solo se ha endeudado más sino que ha perdido sus grandes tesoros por tener que ponerlos a nombre del hijo para evitar que otros a los que debía se los pudieran reclamar.
A las puertas de los 70 y con una situación económica que algunos califican de ‘ruina’, Claudia Stilianopoulos, la hija de Pitita Ridruejo, podría tener que mantener económicamente a su novio que, además, ha mostrado tener un carácter complicado el algunas imágenes robadas en las que se le veía visiblemente alterado en su presencia. Lo dicho, al final la vida de cada uno se basa en sus decisiones y parece ser que Ernesto de Hannover, ha metido la pata unas cuantas veces.