Ewan McGregor, una de las estrellas de cine escocesas más prolíficas -con permiso del eterno 007, Sean Connery-, es un ave de paso que jamás ha querido anidar en Hollywood, adonde llegó a golpe de sable de luz y con túnica de maestro Jedi, papel que marcó un antes y un después en el medio siglo de vida que celebra mañana, miércoles.
Nacido en Perth (centro de Escocia) hace 50 años, McGregor no dudó en abandonar el entorno rural donde vivía con sus padres, ambos maestros, para perseguir sus sueños entre los rascacielos de la City de Londres, en la escuela de música y artes dramáticas Guildhall, donde compartió aula con el actual James Bond, Daniel Craig, antes de graduarse en 1992.