Four Seasons, Mandarin Oriental Ritz, Palace y ahora, la reapertura del hotel Santo Mauro, el primer alojamiento de la marca Luxury Collection de Marriot en Madrid, ciudad que se está posicionando a la altura de París o Londres en lo que a lujo se refiere.
Y lujos hay muchos, todos los sabemos, pero lo del palacete Santo Mauro es otra dimensión, palabras mayores incluso: no falta un detalle en las distintas estancias, el hotel es una auténtica bombonera. El interiorismo ha corrido de la mano de Lorenzo Castillo, que ha escogido muebles de anticuarios, telas bordadas en las paredes, cortinas que maridan con la tapicería de los muebles.
Destaca también la cuidada iluminación que aporta calidez a los ambientes, responsabilidad de María Covarrubias, arquitecta especializada en light design. Y qué decir del jardín, que se ha redibujado por completo: “La zona del jardín se ha levantado por entero, se ha cambiado todo el suelo, se ha hecho un suelo damero, se ha cambiado el mobiliario. Se ha creado también la pérgola, que es el restaurante gastronómico. Y también hemos creado un kiosco bar francés, muy parisino, que creo que va a ser el sitio más más top de Madrid”, afirma con orgullo Fernando Núñez, director del hotel.
Según ha explicado Antonio Catalán, presidente de AC Hotels by Marriot, la reforma ha supuesto una inversión de 7 millones de euros y el establecimiento ha duplicado su plantilla, pasando a 110 trabajadores. La oferta son 50 habitaciones, que van desde los 600 a los 4.500 euros por la más lujosa, la Royal Suite Duque de Santo Mauro. Y cuando decimos que los detalles se han cuidado al máximo no estamos hablando por hablar: en esta habitación, la tela bordada que decora sus paredes lleva por nombre Casilda, que fue también el nombre de la mujer del duque de Santo Mauro. Círculo cerrado…
“Se han reformado todas las habitaciones del palacio y de la parte de Caballerizas. Se han tratado todas las habitaciones de un modo muy especial, cada habitación es completamente diferente. Todas van con telas y papeles de la mano de nuestro diseñador de interiores, Lorenzo del Castillo”, afirma Núñez. Él dice que este hotel es como “un resort de ciudad”. “Comprende tres edificios: el edificio principal, que es el palacio. Otro edificio que llamamos el pabellón o Caballerizas, que eran las antiguas caballerizas. Y saliendo por el jardín nos encontramos otro, al lado de la calle Almagro, el Palacete. Ese palacete fue el último en incorporarse al hotel. Allí vivió la tía Lili, que era una de las herederas de los duques y fue la última persona que vivió en el palacio”, detalla el director.
Para contextualizar la historia de este edificio, vio la luz en 1902, siendo la vivienda de Mariano Fernández de Henestrosa y Ortiz de Mioño, duque de Santo Mauro. Fue proyectado por el arquitecto Juan Bautista Lázaro de Diego. El palacio de Santo Mauro fue residencia del duque y de su familia, excepto durante un breve periodo de la Guerra Civil que fue confiscado. También ejerció posteriormente, como embajada de Rumanía, Canadá y Filipinas, sucesivamente. En 1989 fue rehabilitado, aunque conservando su diseño interior original. Nueve años más tarde se unió al vecino palacete del conde de las Estradas (que también fue diseñado por el mismo arquitecto), para convertirse en hotel Santo Mauro.
¿Han reabierto para competir con Four Seasons o el Mandarin? “En Madrid está viniendo mucha hotelería de gran lujo y eso es algo que más que competencia, nos ayuda a todos a posicionarnos como una gran ciudad de lujo. Realmente no tenemos nada que envidiar a París, Londres… tenemos arte, cultura, gastronomía…. Nuestro presidente, Antonio Catalán, siempre dice que hoteles buenos hay muchos, pero palacios en Madrid solo hay uno, el Santo Mauro. Si queremos dormir en un palacio, este es el sitio”, sentencia Fernando Núñez.