La literatura ha mantenido, desde siempre, una estrecha relación con la naturaleza. Muchas fantásticas obras de grandísimos autores se inspiran en el espacio natural para dar vida a sus historias. Desde Los árboles te enseñarán a ver el bosque de Joaquín Araujo a La metamorfosis de las plantas de J. W. Goethe, pasando por El olor del bosque de Hélène Gestern. Pero ahora, dando un paso más allá, el estudio de arquitectura Hiroshi Nakamura y NAP Architects han diseñado un lugar en el que disfrutar de los dos elementos, literatura y naturaleza, en Kurkku Fields, una granja en la que los turistas y visitantes pueden experimentar la vida rústica en Japón. Se trata de una biblioteca subterrána que entierra a los lectores en la arquitectura verde rodeada de campos de hierba.
El espacio de lectura se encuentra en medio del terreno que se ha caracterizado por una forma de argamasa. Rodeados de naturaelza y un entorno totalmente rural, quien pasea por allí, puede encontrarse, de repende, con la discreta entrada de la biblioteca, que abre la puerta a un espacio en el que sumergirse en la tierra y encontrarse con un mundo inesperado impulsado por la arquitectura y los libros.
En el momento de su inauguración el 16 de febrero, la biblioteca subterránea de Kurkku Fields de Hiroshi Nakamura y NAP Architects alberga alrededor de 3 000 libros con una selección de obras centradas en la naturaleza y la vida agrícola, con una expansión y conexión únicas con la poesía, la filosofía y la historia, religión, ciencia y economía. Al pasar a través de las estanterías, se descubre un pasillo con luz natural que entra desde el techo.
Los huéspedes que se alojen en Villa Cocoon y otros alojamientos vecinos pueden pasar una noche en la biblioteca subterránea de fantasía bañada en luz tenue incluso después de su hora de cierre. El diselo del proyecto no es casual, sino que posee un potente simbolismo: del mismo modo que las plantas crecen gracias a los nutrientes que las raíces aprovechan del subsuelo, las personas se entierran en el suelo para leer libros, acumular conocimientos, cultivar el poder de la imaginación y volver a pisar la tierra para avanzar hacia el futuro.
La biblioteca subterránea está infiltrada por elementos de madera para enhebrar la armoniosa continuidad de la tranquilidad durante las horas de lectura. Elementos arquitectónicos como vigas y columnas desaparecen para dar paso al techo corredizo circular que refleja el aspecto del agujero de un topo. La altura del techo interno se inclina a medida que cambia la elevación, y se talla una pequeña habitación oculta en uno de los espacios para ofrecer privacidad al lector.
El suelo, las paredes y el techo están plantados con un acabado de suelo, y el césped que se inyecta en la superficie vertical del borde de la losa cuelga, dando al espacio una sensación de humedad. Este es un detalle que permite a los cuidadores ajustar el equilibrio entre el riego y la retención de agua según la temporada.
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