Si vemos cualquier publicación de los años 60-70 del pasado siglo XX sobre cómo se imaginaban el futuro, nos sorprendería la forma en la que en aquellos años creían que viviríamos hoy. En algunas cosas, -más o menos- acertaron; en otras, en cambio, la realidad ha quedado bastante lejos de aquellas expectativas.
Por ejemplo, en cuanto a la vivienda, los diseños de hoy no se parecen mucho a los que algunos de nuestros antepasados proyectaron. Un ejemplo de cómo pensaban que íbamos a vivir lo encontramos en esta casa del futuro, llamada Futuro Home, una vivienda prefabricada diseñada por el arquitecto finlandés Matti Suuronen en 1968. Lo más peculiar no es que fuese prefabricada (había muchas ya en aquellos años), sino la extraña forma, que recuerda, con toda la intención, a un ovni.
En principio, se diseñó como una casa de vacaciones fácil de construir en terrenos accidentados. El título provisional del proyecto era «Cabaña para después de esquiar«. Una vez que se completó el proceso de diseño, una licitación competitiva llevó a la adjudicación del contrato de construcción a Polykem, una empresa especializada en la fabricación de cúpulas de plástico para techos y letreros de neón.
El Futuro Home atrajo la fascinación mundial y fue autorizado en cincuenta países. Las casas se produjeron en masa en EEUU, Australia y Bélgica, y pronto poblaron paisajes accidentados de todo el mundo.
Con una altura de 4 metros, la peculiar vivienda está hecha de plástico de poliéster reforzado con fibra de vidrio y se puede calentar a una temperatura agradable en solo 30 minutos, incluso en climas bajo cero. En su momento, se destacó que resultaba ideal para el duro clima de las montañas o la costa, y de ahí aquel nombre que se le dio durante un tiempo. La única necesidad para su colocación son cuatro pilares de hormigón y los segmentos de la envolvente elíptica se ensamblan en el sitio mediante una zapata metálica. Las unidades estaban listas para ser ocupadas solo dos semanas después de la compra, no muy diferente a las pequeñas casas de hoy.
Todos los elementos interiores tienen forma de elipse, incluidas las ventanas, manijas de las puertas, luminarias y tomas de corriente, a juego con el exterior. El espacio se puede dividir con tabiques adaptables. Cada interior fue diseñado para satisfacer las necesidades de su comprador con una decoración a la moda de los años 70, como papel tapiz con muchos dibujos, alfombras de pelo largo y asientos de vinilo de colores.
Una de ellas ha sido vendida recientemente en Nueva Zelanda. Con ella, se incluyeron en la venta algunos muebles y complementos, como los sofás marimekko originales, placas históricas instaladas alrededor de las superficies interiores y un banco de cocina de fibra de vidrio original. Además, el nuevo propietario ‘heredará’ dos estanterías de pared de fibra de vidrio (con dos adicionales en almacenamiento), así como el colchón y los moldes de ventana originales.
Una breve experiencia de éxito
Aunque los Futuros atrajeron el interés de las masas, también atrajeron una gran dosis de hostilidad. La primera Futuro Home que se erigió cerca del lago Puulavesi en Finlandia provocó protestas públicas porque la gente pensó que parecía demasiado antinatural para el ambiente rústico. En otros países, como EEUU, las Futuro Houses fueron prohibidas en muchos municipios por regulaciones de zonificación.
La crisis del petróleo de 1973 triplicó el precio del plástico y la percepción pública del mismo comenzó a pasar de un material milagroso a una preocupación ecológica. Finalmente, a mediados de la década de 1970, la casa fue retirada del mercado.
Aun con esta rocambolesca historia, estas viviendas tuvieron algunos éxitos sonados. Por ejemplo, cuando se colocaron a las puertas del estadio Queen Elizabeth II durante los Juegos de la Commonwealth, celebrados en Christchurch en 1974. Un evento al que asistieron más de 300.000 visitantes.