El alma cerecera rebrota cada primavera en las laderas del Valle del Jerte con la llegada de la floración, un momento de esplendor efímero que los visitantes inmortalizan en imágenes que captan la esencia de esta comarca cacereña que conserva su entorno económico, cultural y natural gracias a este cultivo.
El río Jerte da nombre a esta zona extremeña, conocida sobre todo por la cereza, con más de un millón y medio de cerezos que se extienden por las laderas y barrancos de los once pueblos que viven de este cultivo y del agroturismo: Barrado, Cabezuela del Valle, Cabrero, Casas del Castañar, El Torno, Jerte, Navaconcejo, Piornal, Valdastillas, Rebollar y Tornavacas.