El director escénico español Calixto Bieito estrena este jueves en la Ópera de Viena un nuevo montaje de «Tristán e Isolda» de Richard Wagner, en el que muestra a Tristán como un antihéroe del siglo XIX marcado por el miedo y el dolor.
La nueva producción cuenta con la batuta de Philippe Jordan, director musical de la Ópera de Viena desde 2020, y las voces del tenor Andreas Schager, en el papel de Tristán, la soprano Martina Serafin como Isolda y al bajo René Pape como rey Marke.
«Tristán e Isolda es un mensaje de amor y muerte, es una historia de la violencia emocional entre dos personas que se aman profundamente», señaló Bieito en una entrevista con Efe en Viena en una pausa de uno de los últimos ensayos.
Desde la Staatsoper subrayan en un comunicado que «con esta ópera, Richard Wagner creó la obra clave del romanticismo musical».
ENTRE TRADICIÓN Y MODERNIDAD
Para el dramaturgo burgalés, el romanticismo de la composición de Wagner es «una fuerza del mar para romper paredes, ir en contra de las normas establecidas y en contra de las convenciones impuestas por la burguesía».
El nuevo montaje es una de las obras centrales de la temporada del tradicional teatro vienés, que ha apostado por acercar la modernidad a las óperas tradicionales.
Nueve años después del último montaje de esta obra, que corrió a cargo de escocés David McVicar, el drama musical de Wagner vuelve a Viena en una noche de ópera que también se emitirá en directo por la televisión austríaca ORF.
Ahora es Calixto Bieito (Miranda del Ebro, 1963) quien aborda por primera vez esta obra en la Ópera de Viena, donde reconocen al español como «uno de los directores de teatro musical más impresionantes de las últimas décadas».
«Sus obras siempre tematizan la fragilidad y la corporeidad mortal de sus actores», explica el teatro vienés en su comunicado.
En esta línea, remarca que «debería ser emocionante experimentar este punto de vista en conflicto con las teorías wagnerianas».
La representación de Bieito, por ahora, no queda libre de la polémica y la controversia que le suele acompañar en sus puestas en escena.
Tras el primer acto del ensayo general esta semana, parte del público invitado reaccionó con desagrado, aunque al final de la representación muchos cambiaron su respuesta, relató la prensa austríaca.
EL MAR COMO ESCENARIO
Bieito y la escenógrafa Rebecca Ringst presentan la obra de Wagner en un escenario con agua para «hablar sobre el mar interior», indagar en el ser humano y crear un «espacio de misterio en el que los personajes sueñan, piensan y descubren sus deseos».
Con esta metáfora, el dramaturgo español asegura buscar «crear un poema sobre el amor, la muerte y el romanticismo» que intenta «romper los muros de las historias de amor».
En este poema, el personaje de Isolda es concebido como una mujer «increíblemente fuerte, llena de amor e ira, capaz de no depender de nadie y comprometerse plenamente con lo que es importante para ella», explica el director de escena.
Tristán, en cambio, se sitúa en un plano opuesto, mostrándose como un antihéroe que actúa desde el miedo.
«Tristán no es tan fuerte como Isolda. Estuvo perdido en la niebla durante mucho tiempo, esa es mi descripción de él. Tiene miedo, y eso lo convierte en un héroe humano», señala Bieito.
Ambos personajes todavía están en construcción, ya que como el propio director explicó, son el resultado de «la inspiración, la espontaneidad y el coraje de los solistas», con los que guarda «una fusión total».
«Tengo una música, unos cantantes, un libro y un director musical magnífico con el que intentamos expresar una historia de amor como las historias románticas», concluye Bieito, cuya versión de «Tristán e Isolda» podrá verse cinco veces de aquí al 1 de mayo.