La brevedad de la II República condicionó su proyección urbanística en Madrid, pero 90 años después todavía se conserva parte de su legado arquitectónico que ejemplifican decenas de colegios públicos, la colonia de El Viso y algunos escudos de una época en la que se culminó la Gran Vía y la Ciudad Universitaria.
Con el advenimiento de la Segunda República, Madrid pasó a ser objetivo prioritario del nuevo Estado al constitucionalizar su capitalidad en la Carta Magna, un hecho que dio pie a futuros planes urbanísticos, algunos truncados y otros modificados en la dictadura – como Nuevos Ministerios-, para transformar la ciudad.