Las Montañas Rocosas son una de las cordilleras más conocidas del planeta. Lugar emblemático de EEUU por su condición de escenario en la conquista del Oeste. Una de las últimas estribaciones de las Rocosas es la cordillera Wasatch, una gran mole de piedra que alcanza los 3.600 m de altitud y que se encuentra urbanizada hasta prácticamente su ladera.
La cordillera es hoy un atractivo turístico y deportivo, y un lugar donde evadirse de la extensa área metropolitana. Por esa razón, muchas son las personas que deciden tener una segunda vivienda entre sus laderas, situada en enclaves con unas vistas espectaculares de los valles, y con un diseño que integra los edificios con el paisaje. Un ejemplo de este tipo de construcción es el que nos presenta el estudio Sparano + Mooney Architecture.
Dos volúmenes en voladizo
El impresionante cañón situado a las afueras de Salt Lake City, en Utah, en pleno corazón de la cordillera Wasatch, es el escenario elegido para la construcción de esta vivienda de 370 m2 de superficie. El edificio recibe el nombre de Residencia Wabi Sabi, debido a su técnica japonesa, y fue diseñado y realizado por el estudio Sparano + Mooney Architecture.
La casa consta de dos volúmenes unidos entre sí por los extremos, dispuestos en un ángulo de 45 grados. En los extremos opuestos se emplean grandes muros ventana que permiten una amplia visión sobre el paisaje.
Su interior consta de tres dormitorios, tres baños y aseo. En el volumen norte se encuentran los espacios privados, mientras que en el volumen sur se ubican los espacios públicos y comunes. Este volumen sur se encuentra en paralelo al eje del cañón, con lo que esta disposición junto con las paredes acristaladas, permiten unas vistas excepcionales hacia el paisaje y la ciudad.
La solución empleada para los voladizos es el aspecto estructural más interesante del edificio ya que, prácticamente, toda la vivienda se encuentra flotando sobre el paisaje. Esto se debe a la necesidad de minimizar el impacto sobre el paraje y a reducir la excavación de los cimientos.
Para ello, se emplearon zócalos de hormigón encofrado, los cuales unen ambos volúmenes, y una serie de cerchas de acero distribuidas en el interior de los muros. Con esta solución, se consiguió sostener unos voladizos de 5,6 metros y 7,3 metros.
La motivación por la que el estudio de arquitectura optó por esta estructura, la exponen así: “queríamos tocar ligeramente el terreno, por lo que la casa se eleva en voladizo sobre el terreno, se apoya en la entrada y luego flota sobre el paisaje a medida que se avanza por la casa”.
Otros elementos destacables de la vivienda son el sótano, empleado como despacho e integrado en la ladera, el cual tiene un patio privado exterior bajo los voladizos; y el espacio del salón, donde predomina una chimenea perfecta para encuentros y reuniones.
Una integración eficiente basada en el wabi-sabi
La vivienda se integra en el paisaje no solo por su disposición sino también por los elementos que la componen. El revestimiento está realizado con cedro rojo occidental Select, mientras que en el tejado y en los alrededores se han plantado gramíneas y árboles autóctonos que reducen la alteración en el paisaje.
El edificio sigue una filosofía basada en el wabi-sabi, la cual se basa en la belleza de lo imperfecto e incompleto. Esta idea se puede encontrar tanto en el exterior como en el interior. Hacia el exterior, el volumen norte tiene unos acabados de cedro natural, mientras que el volumen sur emplea el color negro. Por su parte, los volúmenes interiores conforman espacios donde confluyen el interior y el exterior mediante elementos claros y oscuros.
Además de esta filosofía wabi-sabi, la vivienda cuenta con un diseño de sistemas pasivos y activos. Así, por ejemplo, tanto el suelo de piedra como el de madera contienen un sistema de calefacción radiante. Las ventanas se ubican en lugares clave para aprovechar al máximo la ventilación natural. O la propia nivelación de la casa, integrada en la topografía del terreno, que permite la evacuación natural de las aguas pluviales.
