La modelo y diseñadora Laura Ponte se define como la «mujer antitendencia», pese a ser una de las grandes de la moda, considerada como una de las mujeres más elegantes del panorama nacional, es feliz con pantalones y camisetas, «creo que nací para un sastre».
Solo durante dos años se dedicó plenamente al mundo de la moda, donde además de acaparar portadas de prensa especializada, desfiló para firmas Valentino, Christian Lacroix, Karl Lagerfeld, Gianfranco Ferré o La Perla a pesar de que en alguna ocasión ha confesado que subirse a una pasarela le «estresaba».
Pese a seguir vinculada a la moda, como diseñadora de joyas y con un atelier de novias que de momento tiene en su casa, se define como una «mujer antitendencia. Creo que hoy se lleva todo. La diversidad es brutal» y asegura que las tendencias son un apéndice para descubrir qué se lleva.
«Tendencia es la fidelidad con uno mismo lo más posible», ha dicho durante el desayuno virtual «Nuevos Hábitos, nuevas iniciativas», organizado por Citroën.
«Yo consumo muy poco, de hecho he estado vendiendo ropa que no me ponía», firmas que colgaban de su armario desde Etro, Loewe, Stella McCartney, Prada, Dolce&Gabanna, Jean Paul Gaultier, a marcas muy asequibles como H&M, Zara o Pull&Bear.
Asegura que la moda debe de ser un reflejo de la sociedad, de sus hábitos y mostrar la cultura y eso «no tiene edad. Coexistimos gente de 90 con gente de 20, la moda tiene que contar con toda la sociedad».
Aunque reconoce que la juventud siempre ha resultado más atractiva para las firmas, el consumidor «adulto hace una compra más consciente y menos compulsiva», asevera.
De no haberse vinculado a la moda, le hubiera gustado dedicarse a la pintura, aunque, divertida, comenta que cuando era niña se imaginaba «con un maletín en la mano. Pero no me imagino estudiando derecho».
Se reconoce como una mujer que siempre ha intentado explorar otras aficiones e interesarse por distintas disciplinas. «Nunca me he cerrado puertas, soy una persona inquieta que no tiene un camino claro», y está dispuesta a ampliar ese territorio con la confección de novias y su taller de joyería.
Proyectos que quiere afianzar y de los que sale adelante «gracias a un pequeño colchón económico», porque no hace una gran producción, y dedica una «atención personal» a aquellas novias que quieren una atención sin prisas.
«Me gusta embellecer a una mujer y acompañarla de alguna manera en un proceso bonito. Me dicen que tengo paciencia. Estoy cuerpo a cuerpo», apunta satisfecha del trabajo.
Laura Ponte tiene una belleza misteriosa, andrógina en ocasiones, que ha ido definiéndose con el tiempo. La belleza es un concepto «amplísimo. Yo no soy una persona guapa de oficio aunque la gente dice que soy fotogénica; yo creo que todo el mundo tiene su luz y su momento. Yo nunca encuentro a nadie feo».
Ponte se considera una mujer de «andar por casa», no soy una persona seria como dicen, «pero sí tímida», aunque cada vez menos, un proceso que vincula a la evolución. Le encanta conocer gente nueva y afirma que es «mal organizada; el orden me lo dan mis hijos».
No es ambiciosa y en lo personal «me importa estar cada vez más tranquila», aunque afirma que está en una etapa feliz de su vida, no deja claro que su corazón esté ocupado.
«Vivo muy al día y cada vez tengo menos miedos», aunque indica que ha vivido la pandemia con un «poco de angustia y miedo a lo desconocido». Una situación tremenda de la que se queda con la «generosidad de los que se han volcado en otras personas. Nos hemos dado cuenta de que somos vulnerables», aunque se lamenta que la sociedad tienda a olvidar pronto los malos momentos».
Laura Ponte se divorció de Beltrán Gómez Acebo, hijo de Doña Pilar de Borbón, en 2009, pero pese a ello, continuó manteniendo una estrecha relación con ella.
«Para mí su legado es el amor y la generosidad que siempre desprendió. Siempre pendiente de todos, pero sin meterse. Espero que algo de ella corra por la sangre de mis hijos», dice de Luis y Laura, que confía en que sean «independientes y empáticos y que se sientas amados y respaldados. Me tendrán siempre».
Respecto a su familia política y la situación que vive ha señalado que Felipe VI, primo de su exmarido, es una persona «tierna y preparada para lo que tenga que venir. Siempre me ha parecido maravilloso».
Sobre la situación del rey Don Juan Carlos y su vida alejado de la familia ha señalado que es un momento «triste. Me imagino que la situación no es fácil. Me da pena la unidad familiar», espera que se puedan agilizar los procesos, y ha añadido que «hay que reconocer su labor en la transición».