El fenómeno fan por los Backstreet Boys sigue vivo. Y es que el grupo estadounidense ha demostrado en un WiZink Center de Madrid con unas 15.700 personas que las ‘boy bands’ pueden ser para siempre, o al menos seguir seduciendo incluso al haber pasado tres décadas.
En la segunda mitad de los 90 y hasta principios de los 2000, Backstreet Boys eran el sueño de cualquier adolescente, entre ellas muchas de las que hoy, con más años, han llenado el antiguo Palacio de los Deportes para arropar a sus ídolos que acaban de aterrizar con su gira DNA en Europa. Y es que, a punto de celebrar su 30 cumpleaños en 2023, la banda sigue pisando fuerte: llenando estadios, con tour mundial en marcha y un nuevo álbum navideño preparado –que se publica el 14 de octubre–.
Tras horas de cola desde la mañana de este martes para situarse en las primeras filas, las fans, la mayoría mujeres, aunque también hay hombres, esperan con ansia que A. J. McLean, Howie Dorough, Brian Littrell, Nick Carter y Kevin Richardson, todos nacidos en los 70, asalten el escenario, como tantas veces soñaron ver en su adolescencia.
Con diferencias, pues los años no pasan en vano, los cinco protagonistas toman por fin las tablas sobre las 21.00 horas, bastante puntuales, a ritmo de ‘Everyone’. Van vestidos de negro y, con sus coreografías demuestran que aún pueden seducir. Quizá no haría falta que se esfuercen demasiado, pues el público parece extasiado con su simple presencia.
Después suenan ‘I wanna be with you’ y ‘Don’t want you back’, entre otras, con la ‘boy band’ en formación, como se mantienen en la mayor parte de un concierto en el que también se dejan llevar por momentos, especialmente a base de picardía. Saben que gustan, y les encanta, especialmente a Brian Littrell que, precisamente, toma la palabra.
«Buenos días», dice en un intento de hablar español, para preguntar a los asistentes si es el primer concierto de la ‘boy band’ al que asisten. El griterío es ensordecedor. Él sonríe en la punta de la pasarela mientras observa carteles con su nombre u otros en los que se lee ‘We love Backstreet Boys’.
Así, introduce ‘Nobody Else’, en la que los cinco integrantes de la banda, un conjunto comercial que compartió época y guerra de fans con NSYNC, se esfuerzan por cautivar, flechar, hipnotizar con bailes sexys. El público enloquece. Lo consiguen.
Siguen con su característico pop, con ‘New Love’, para dar paso a ‘Get Down’ que ya solo en sus primeras notas levanta un griterío que parece mayor incluso que los que despertó el fenómeno Harry Styles en su paso en julio por la capital. Y no solo esa euforia comparte el británico con los estadounidenses, pues él también formó parte de una ‘boy band’ de éxito mundial, One Direction. Pero aquella murió y Backstreet Boys celebra su longevidad.
«VIVA ESPAÑA»
Tras este hit, Howie Dorough toma el micrófono y pide al público que se aplauda, mientras aprovecha para presentar ‘Chateau’, a gritos de «viva España», mientras unas pantallas gigantes que cuelgan del techo, sobre la pasarela circular, descienden, al igual que el cantante, que se adentra bajo las tablas a través de un elevador. El grupo ha venido con todo.
Con todo, es también con cambio de vestuario: vaqueros, bombers o americanas. Todo estilo casual. Y así continúan con ‘Show Me the Meaning of Being Lonely’, tremendamente coreada y aplaudida, mientras ellos desprenden carisma en sus bailes, guiños de ojos y sonrisas, todo lo que quiere el público.
‘Incomplete’, ‘Undone’ o ‘More Than That’, suenan también en una noche de canciones de amor, pasión o seducción, y también de bailes perfectamente preparados, los que tanto les caracterizaron como ‘boy band’ en los 90. Aunque ya no son los mismos, se esfuerzan por mantener aquella esencia. Lo hacen, a pesar de la edad. Y es obvio que el público ayuda.
El fenómeno fan no ha muerto, se nota en los carteles, camisetas, banderas con las caras de los protagonistas estampadas y cartas que las fans portan e intentan entregar a sus ídolos. Al menos una puede decir que lo ha conseguido, Kevin Richardson coge su carta. «Backstreet, back», hace gritar al público Nick Carter posteriormente, en un aluvión de aplausos y gritos de «te quiero». Aprovecha para decir «te amo, te quiero mucho, you are my fuego, my desire».
La seducción de estos rompecorazones de los 90 es esencial en el espectáculo, pero, obviamente, también las canciones, entre las que suenan ‘The Way It Was’ y ‘Chances’, de su último álbum, ‘DNA’, para seguir con ‘Shape of My Heart’, en la que el público saca globos en forma de corazón de color amarillo.
Con un estadio ya desatado, acaba también ‘Drowning’, para dar paso a la intervención de AJ McLean y Richardson, porque esta noche cada uno de los ‘backstreet’ tiene su momento para hablar al público. Entre agradecimientos, aprovechan y firman autógrafos de las primeras filas, filas que junto al resto cantan un cumpleaños feliz improvisado a Richardson. Sopla 51 velas.
TESTOSTERONA SOBRE EL ESCENARIO
La fiesta continúa, después de que ambos se cambien y tiren sus calzoncillos al público, a ritmo de ‘Quit Playing Games (With My Heart)’ y ‘As Long as You Love’, así como ‘No Place’, tras la que continúa la seducción en el escenario con el mismo Howie Dorough lamentando tanta «testosterona».
Las linternas se encienden para un emotivo momento con ‘Don’t Wanna Lose You Now’, la versión en ‘spanglish’ de ‘I’ll Never Break Your Heart’ y ‘All I have to give’, que los cinco cantan en lo alto, elevados por una plataforma que deja debajo las pantallas centrales en las que de forma previa se han mostrado imágenes de sus tiempos jóvenes.
El final de la noche se acerca cuando la banda se retira unos minutos para volver a aparecer, ahora vestidos de blanco, con su éxito de éxitos, ‘Everybody’, un espectáculo por sus coreografías, coordinación, energía y la fiesta que desatan en el WiZink Center. Este tema da inicio a unos minutos de marcha que completan ‘We’ve Got It Goin’, ‘It’s Gotta Be You’ y ‘That’s the Way I Like It’, entre otras como ‘The One’,
‘I Want It That Way’ llega entonces para marcar la noche. Si todas las canciones han sido tremendamente aplaudidas, esta supone el punto más álgido del espectáculo, con el público muy entregado. ¿Y dime por qué? Quizá porque es un éxito que pervive hoy.
Tras un intento de los estadounidenses de despedirse, vuelven a salir con ‘Don’t Go Breaking My Heart’ y ‘Larger Than Life’, dos canciones acompañadas de sus característicos bailes que ponen el punto y final a dos horas de concierto, con un repaso de más de 30 canciones. Una explosión de serpentina azul y blanca anuncia el final total y los Backstreet Boys se marcha entre grandes aplausos, cansados y recibiendo besos lanzados al aire por las asistentes.
Después de este paso por Madrid, y antes Lisboa –el 3 de octubre–, la ‘boy band’ por excelencia actuará el 6 de octubre en el Palau Sant Jordi de Barcelona, en una parada más de su DNA World Tour.