Las «obras maestras» de la pintura española de The Frick Collection, una importante colección neoyorquina, se exhiben en la sala 16 A del Museo Nacional del Prado hasta el próximo 2 de julio. Se trata de un conjunto de nueve obras de Velázquez, el Greco, Murillo y Goya que ya cuelgan «como en su propia casa».
«El segundo lugar natural de estas obras es el Museo del Prado y por eso hemos querido subrayar esta relación, juntándolas con otras cinco de conexión directa», ha explicado el jefe de conservación de Pintura Española hasta 1800 del Museo Nacional del Prado, Javier Portús.
Así, junto a ‘San Jerónimo’ del Greco cuelga ‘Retrato de médico’, que es su contrapartida en términos de retrato civil y de gama cromática gris; mientras que al lado de ‘La expulsión de los mercaderes’, de ese mismo pintor, se sitúa ‘La anunciación’, pues ambas muestran un uso equiparable de los recursos arquitectónicos para resolver la fuga espacial.
En el caso de Velázquez, el ‘Felipe IV’ en Fraga, de la Frick, fue realizado en la misma época, el mismo lugar y con la misma tela que ‘El primo’. También se muestran conjuntamente el ‘Retrato de dama’ firmado por Goya en 1824, y el retrato de ‘Juan Bautista Muguiro’ que este mismo artista realizó en 1827.
Del pintor zaragozano se ha rescatado asimismo ‘La fragua’, «una de las cimas de Goya en cuanto a expresión anatómica» y que llamó la atención del escultor Giacometti en su visita a la Frick. Estará también en las paredes del Prado el retrato del Duque de Osuna, uno de sus patronos «más devoto» y para quien pintó más de 30 cuadros.
De su contemporáneo Murillo llega un ‘Autorretrato’ inscrito en un marco ovalado y pétreo, según una tipología muy característica del pintor, y que es común a Nicolás Omazur, del Prado, junto con el que se expone.
Todas las obras que ahora están en España salieron hace más de 100 años e incluso para algunas de ellas es la primera vez en este país. Por ejemplo, uno de los retratos del Greco fue pintado en Italia. ‘La fragua’ de Goya salió en 1835 y ‘La expulsión de los mercaderes’, en 1909. En el caso del retrato de Felipe IV, se tiene constancia de que ya no estaba en España desde principios del siglo XVIII.
«La colección Frick nos sirve también para conocer el estatus de la pintura española en el siglo XX. Frick era un coleccionista que podía tener lo que quisiera y si eligió a pintores como el Greco, Velázquez o Goya y los escogió porque formaban parte del panteón pictórico internacional», ha señalado Portús.
LA NUEVA CASA-MUSEO FRICK, EN 2024
La pintura española tuvo especial importancia en la identidad de la colección de Henry Clay Frick –quien labró una gran fortuna en las industrias, interrelacionadas, del carbón, el acero y los ferrocarriles–, si bien fue escasa en número. La colección abarca desde la Edad Media al siglo XIX, con predominio de retratos, paisajes y escenas de género. Frick tenía las obras para «convivir con ellas» en su residencia neoyorquina, que abrió sus puertas en 1935.
Actualmente, la casa-museo está siendo reformada y parte de las obras han sido trasladadas y exhibidas en museos como el Whitney o el MET. Ian Wardropper, director The Frick Collection, ha explicado que en la actualidad están expuestas un 60% de las obras y con la reforma espera ganar un 25% más de espacio –por ejemplo, el segundo piso nunca ha estado abierto y se habilitará para visitas–. Las previsiones son que a final del año que viene se inaugure el nuevo espacio.