El exnúmero uno del mundo Manolo Santana falleció este sábado a los 83 años para convertirse en leyenda para siempre, después de una vida de logros en las pistas y fuera de ellas para el deporte español, en especial el tenis, con los que abrió la puerta a muchos.
El madrileño dijo adiós como uno de los grandes del deporte español, una figura formada en los años 60, muy lejos en tiempo y forma de lo que es actualmente el circuito profesional de la ATP, cuando se convirtió en el primer español campeón de uno de los cuatro ‘Grand Slams’ de tenis.
Santana llevó el deporte a otro nivel en España, lo defendió y fue clave para acercar la Copa Davis. Además, sembró la semilla para el tenis actual, que tiene entre otros al también español Rafa Nadal como uno de los mejores jugadores de la historia. El balear tiene 20 ‘grandes’, unos logros que nacieron en Santana.
El madrileño se retiró poco a poco en los 70, después de vivir entre épocas, cuando jugaba con su Dunlop de madera y después ya adoptando las raquetas metálicas. Santana dio el gran salto en 1961 cuando ganó su primer ‘grande’ en Roland Garros, y tres años después volvería a triunfar en París.
Además, en 1965 alcanzó el número uno del mundo, año en el que ganó el US Open, y en 1966 conquistaría la hierba del All England Tennis Club. Desde lo más humilde a lo más alto, nacido el 10 de mayo de 1938, cuando el deporte no existía para la gente de los pueblos y ciudades en tiempos de posguerra Civil.
Santana, que inició su relación con el tenis como recogepelotas en el Club de Tenis Velázquez de la capital, ganó además el oro olímpico individual y la plata en dobles en México 1968. El tenista fue capitán de la Copa Davis en dos etapas y, aunque no tuvo el papel soñado, sí puso la semilla y el interés nacional para romper el dominio de Estados Unidos y Australia en el Mundial, que ganaría después España en seis ocasiones, la última en 2019.
Como exjugador, el español llevó el tenis nacional en cada torneo importante, siempre compartiendo grada en las citas importantes y testigo de los muchos éxitos que, como pionero, dejó bendecidos en su carrera. En 2002 se convirtió en director del Mutua Madrid Open, y pasó a ser presidente de honor en los últimos años.
Elogiado como un artista, Santana viene apadrinando a los tenistas españoles, por todos reconocido como guía para cumplir sus sueños. «Un referente, un amigo y una persona cercana a todos. Único y especial», le despidió Rafa Nadal, su mejor aprendiz.