Las calles más céntricas y comerciales de las capitales aprovechan este ‘impasse’ de peatones para prepararse para el futuro. El ayuntamiento de Westminster invertirá 150 millones de libras para transformar Oxford Street, uno de los ejes comerciales más importantes de la capital británica y donde se concentran los principales comercios. El fin de esta transformación es convertir la calle en un espacio más transitable y recuperar el tráfico de visitantes.
Además, para hacer la calle un poco más sostenible, el consistorio planea tejer una red de transporte con cero emisiones, reutilizar y dar un lavado de cara a los edificios ya existentes y dar apoyo al comercio, oficinas, restaurantes y actividades de ocio ubicados en la vía, entre otras acciones.
En unas semanas empezarán las obras en la calle para dar más espacio a peatones, parques y espacios culturales. Por el momento, la capital todavía se encuentra bajo duras restricciones para contener la tercera ola del coronavirus.
En el marco del plan, el consistorio de Westminster ha aprobado la construcción de un nuevo edificio de 25 metros al lado de Marble Arch con el objetivo de atraer a unos 200.000 visitantes y generar ingresos entre los comercios de la zona de West End, uno de los principales motores de la economía londinense.
Secuelas del covid
No sólo Oxford Street ha ido vaciándose en el último año: el barrio que lo rodea también está viendo cómo cada vez hay más locales comercials en alquiler. El Centre for Retail Research prevé que el primer semestre de 2021 sea más desafiante que todo el año pasado, y augura más quiebras y despidos en los próximos meses.
En este sentido, algunos expertos estiman que las secuelas de la pandemia sigan impactando en la economía británica durante varios años, y que el turismo no se recupere hasta finales de 2022 o 2023.