Las piscinas de arena son la nueva tendencia para quienes sueñan todo el año con una playa privada… en casa. La empresa JLR Piscina de areia, por ejemplo, iniciaron su actividad en medio de la pandemia y, quizá por todos los viajes a la playa pospuestos, la demanda y la curiosidad por este nuevo concepto superaron todas las expectativas. Es una alternativa a las piscinas de construcción tradicional, con varios modelos disponibles: el más sencillo son unos 17.000 euros.
«Nuestra actividad comenzó en Portugal en septiembre del año pasado (2020). La demanda resultó ser muy superior a las expectativas. Tenemos un nicho de mercado muy específico, quienes acuden a nosotros quieren un producto único y exclusivo, cada piscina es una obra de arte», explica la empresa a idealista/news.
Las piscinas de arena son versátiles y pueden tener varios formatos que se adaptan al terreno, incluso en espacios pequeños. Sin embargo, según JLR, «las áreas más pequeñas limitan las formas y la creatividad de estas piscinas, dejándolas con una forma más parecida a la de un lago». Esta solución permite tener una piscina tipo playa en el jardín de casa y tiene varias ventajas que vale la pena conocer.
En la primera fase se define con el cliente el tamaño de la piscina de arena que se aplicará. «Una vez definida la zona y valorado el entorno se crea un boceto del diseño para su aprobación, tratando de definir la mejor forma de implantar la piscina para que se adapte al terreno», dice la empresa. En una fase posterior se inicia la excavación para la construcción de la base de la piscina con hierro y hormigón proyectado en seco, finalizando con la aplicación manual de arena.
El tiempo de construcción depende siempre de la dimensión del proyecto. Sin embargo, si se opta por una piscina de arena más sencilla, dos meses es el tiempo estimado hasta su finalización.
El precio de una piscina tipo playa es ligeramente superior al de una piscina tradicional. En JLR Piscinas de areia el valor base para un modelo más sencillo ronda los 17.000 euros, variando según el tamaño y los extras deseados.
La verdad es que tener una playa privada puede costar más, pero es una inversión que sin duda dejará a todos boquiabiertos.
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