Espacios abiertos, amplios, diáfanos y luminosos, vigas de madera en los techos abuhardillados, suelos de cemento pulidos, paredes de ladrillo visto, grandes ventanales… si has buscado en Google alguna de estas características para tu futura vivienda, seguro que estás soñando con un “loft”.
El origen de este tipo de inmuebles se encuentra en el Nueva York de los años 50. En barrios como Tribeca o el Soho, con una población cada vez mayor, surge la necesidad de poner en el mercado apartamentos más amplios y baratos. Almacenes, fábricas, desvanes en desuso e, incluso, naves, fábricas y todo tipo de edificios industriales comienzan a ser transformados, rehabilitados y ocupados por estudiantes o artistas.
Hoy estos espacios, muchas veces en zonas céntricas de las ciudades, se han convertido en un codiciado objeto de lujo para una sociedad que valora el espacio y la luminosidad de su vivienda por encima de otros muchos reclamos de compra.
Sin embargo, la transición entre un edificio industrial y uno de viviendas no está exenta de dificultades. Primero hemos de saber si está permitido el cambio de uso, si es recalificable o si el inmueble se encuentra en un suelo industrial. Si administrativamente, tenemos vía libre y conseguimos certificados y licencias, a buen seguro que el futuro hogar deba someterse a una rigurosa rehabilitación.
Será un experto quien deba decirnos todas las posibilidades del espacio a rehabilitar, la mejor distribución y cómo crear un espacio seguro. También será importante la elección de los materiales para que nuestro futuro hogar sea lo más sostenible, duradero, saludable y confortable posible.
En este sentido, los materiales cerámicos aportan ventajas a cada una de estas prestaciones buscadas. Si hay una característica de este tipo de materiales, es su especial durabilidad. Todos tenemos en nuestro imaginario edificios construidos con fachadas de ladrillo cara vista o cubiertas de teja que han ido envejeciendo y embelleciéndose con el paso del tiempo, sin apenas mantenimiento.
Pero además de su durabilidad imbatible, los materiales cerámicos ofrecen aislamiento acústico, un gran comportamiento frente a la humedad y no emiten sustancias tóxicas, ni gases, ni compuestos orgánicos volátiles (COVs), lo que se traduce en ambientes con una gran calidad del aire interior y, en definitiva, en espacios confortables y saludables en los que habitar.
Los Premios de Arquitectura de Hispalyt, la Asociación Española de Fabricantes de Ladrillos y Tejas de Arcilla Cocida, que precisamente acaban de convocarse en su XVI edición para Ladrillo y la V para Tejas, están repletos de buenos ejemplos y transformaciones de edificios industriales en viviendas que son una auténtica inspiración.
Un claro ejemplo es la transformación en viviendas sociales del antiguo recinto industrial Fabra i Coats en Barcelona, de Mercè Berengué Iglesias y José Miguel Roldán Andrade (Roldán + Berengué arquitectos), que obtuvo la Mención en Vivienda Colectiva en la última edición del Premio de Arquitectura de Ladrillo. El Jurado valoró especialmente el mantenimiento del espíritu del edificio y «el análisis y la respetuosa restauración del ladrillo original y la acertada inclusión de algunas piezas nuevas que ordenan el conjunto, manteniendo el lenguaje y el material”.
La nave original fue construida en 1905 para almacenar hilos. La estructura, fachada y cubierta es una unidad construida en fábrica de ladrillo macizo, teja árabe y estructura interior de acero.
Mercé Berengué habla con especial cariño de esta impecable remodelación pionera en muchos sentidos, como en el de crear vivienda social a partir de un edificio industrial. Según relata la arquitecta, el mantenimiento de la fachada de ladrillo y la cubierta de teja fue fundamental para mantener la esencia histórica de este edificio con más de un siglo de historia. “Cuando hablamos de la rehabilitación de un edificio histórico o industrial, la fachada forma parte de la estructura y de la construcción del edificio y, como un todo, nuestro deber es tratar de conservarla para mantener su esencia y su historia. Hemos tratado de activar todos los elementos originales y reutilizar sus cualidades físicas, espaciales e históricas para hacer más eficiente la nueva construcción y reforzar la tradición histórica del edificio original”.
También la cubierta de teja e incluso los cimientos de ladrillo y piedra de Montjuic han sido conservados por sus prestaciones. Del material cerámico, Berengué destaca por encima de todas las cosas su buen envejecimiento y su excelente relación con el entorno: “como pasa con la madera, el ladrillo cerámico al ser un material natural y que tenemos tan a nuestro alcance tiene una forma excelente de relacionarse con el urbanismo y la ciudad”.
La pared de 45 cm de ladrillo y la cubierta de teja cerámica de la nave original aportan con su masa aislamiento térmico, pero además “tiene un excelente comportamiento térmico, frente a la humedad y una gran durabilidad”, destaca entre otras prestaciones una de las fundadoras del estudio Roldán + Berengué Arquitectos.
También para la edición del libro del III Premio de Arquitectura de Teja se eligió como caso de éxito la transformación de espacios industriales en Poblenou (Barcelona), obra de Núria Salvadó y Josep Anglès.
El proyecto consistió en la transformación y rehabilitación de cinco naves industriales situadas en esta antigua y popular barriada obrera e industrial que han sido transformadas como talleres, locales y un aparcamiento. El mantenimiento de los elementos originales como la fachada de ladrillo pero, sobre todo, la cubierta de teja cerámica, cumple con el propósito descrito en la memoria de “aprovechar lo existente no como un obstáculo sino como una oportunidad de mejorar la funcionalidad y calidad espacial del conjunto”.
Josep Anglès, que realizó el proyecto básico y ejecutivo, formó un tándem especial con Núria Salvadó, que además fue responsable de la ejecución de obra. Aunque cada uno trabaja en su propio estudio, unieron sus fuerzas para sacar adelante esta importante transformación urbana en Poblenou.
“En las cubiertas inclinadas se conservaron las cerchas y encima se instalaron unos paneles de madera contralaminada, unos fieltros geotextiles como barrera de vapor y un aislante de Gutex, de fibras vegetales. La última capa fue de teja nueva mixta”, explica Josep Anglès.
El arquitecto catalán, altamente especializado en proyectos de rehabilitación, siempre opta en cubiertas inclinadas por mantener el material original: “si hay cubierta de teja, intento conservar la teja original como cobertura y cambio los canales”. “Considero que es un material que aporta sostenibilidad a los edificios y con un buen comportamiento tanto térmico, como acústico”, finaliza.
Son tan solo dos ejemplos de cómo con una adecuada rehabilitación y el empleo de materiales que, como los cerámicos son duraderos y sostenibles, puede darse una segunda oportunidad a un edificio cuya trayectoria se consideraba acabada y vuelven, con un nuevo uso, a tener una segunda vida. Una nueva existencia para habitarlos y seguir escribiendo renglones de su historia.
Bodegas Montecillo, la tercera bodega más antigua de D. O. Ca. Rioja, continúa siendo reconocida…
Antonio Cosmen es un cocinero asturiano que llegó a Madrid con sólo 14 años para…
Finca Dehesa de Los Llanos es reconocida internacionalmente por la calidad de sus propuestas, entre…
El Museo Reina Sofía y Filmoteca Española organizan la retrospectiva más completa hasta la fecha dedicada al cineasta,…
Se llama Ruby y es la nueva tentación que está conquistando el mundo. Ha llegado…
Habanos lanza en exclusiva para el mercado español la edición especial Humidor Hoyo de Monterrey…