El histórico Theatre Royal Drury Lane en el West End de Londres ha reabierto después de un largo proceso de restauración. El interesante proyecto ha estado dirigido por el estudio de arquitectura Haworth Tompkins, con el objetivo de actualizar uno de los teatros en funcionamiento más antiguos del mundo.
Para encontrar el origen de este teatro es necesario retrotraerse a varios siglos atrás, en concreto al siglo XVII. Sin embargo, su historia ha estado salpicada por incidentes, reformas y nuevas construcciones. «La notable longevidad de este increíble lugar no se produjo por accidente. La historia de las renovaciones del Theatre Royal es una historia asombrosa en sí misma, marcada por el compromiso incansable de varias personas excepcionales. Erigido por primera vez en 1663 por Thomas Killigrew bajo una Carta Real del Rey Carlos II».
La última construcción, el edificio actual, se levantó en 1812, tras el incendio que devastó la estructura precedente. «A pesar de instalar la primera cortina de seguridad del mundo, su edificio se incendiaría solo 15 años después. Pero de las cenizas surgió el teatro actual, diseñado por Benjamin Wyatt, que se ha fortalecido desde 1812. Todavía se pueden ver la mayoría de las características del frente de la casa aquí hoy, que fueron renovadas en 2013 pero permanecen casi como estaban al principio», explican en la web oficial del teatro.
Es sobre este que se han realizado las nuevas reformas. Haworth Tompkins supervisó un proyecto de 60 millones de libras (alrededor de 70 millones de euros) destinado a restaurar y reinventarlo por completo con la intención de mejorar la experiencia para el público y los artistas.
Lo cierto es que a pesar de su espectacularidad, en los últimos tiempos se ha hecho imprescindible acometer algunas intervenciones para modernizarlo y adaptarlo a las necesidades actuales. Por ese motivo, el propietario LW Theatres de Andrew Lloyd Webber, requirió una actualización para restaurar algunas de sus características originales y garantizar que cumpla con los estándares que se esperan de los teatros modernos.
Una de las intervenciones clave del proyecto consistió en reinstalar los vestíbulos y las escaleras en voladizo diseñadas por el arquitecto original del edificio, Benjamin Dean Wyatt.
Las entradas a nivel de la calle en tres lados ahora brindan acceso al vestíbulo, que ha sido restaurado a su forma original al eliminar las adiciones posteriores que habían segregado el espacio. “Por primera vez en casi un siglo, se puede acceder al auditorio directamente desde el nivel de la calle sin necesidad de pasar por el sótano”, explica el arquitecto en su web.
Esta mejora en la accesibilidad se complementó con rampas que brindan acceso a los puestos y espacios para sillas de ruedas agregados en tres niveles y la instalación de un ascensor con una capacidad de hasta 16 personas que da acceso a todas las plantas del teatro. “Un nuevo ascensor, junto con una circulación totalmente accesible en cada nivel, ha asegurado que cada miembro de la audiencia ahora pueda experimentar la grandeza de la arquitectura”, señala.
El auditorio en sí fue remodelado con aportes de los consultores de teatro Charcoalblue para crear asientos más amplios, mejor espacio para las piernas y líneas de visión mejoradas.El espacio también fue remodelado para crear una curva más cerrada, acercando al público al escenario.
El auditorio rediseñado también se reformó técnicamente para permitir un sistema de puesta en escena más flexible. Y puede modificarse para proyectarse hacia la sala, lo que permite que las actuaciones se realicen en redondo.
Pero los arquitectos de Haworth Tompkins no son los únicos artífices de este espectacular trabajo. Con ellos colaboró con el estudio de diseño de interiores AWI para instalar también nuevos bares, espacios comerciales y muebles que complementan las características originales del edificio y le permiten operar durante el día y la noche.