El diseñador Roberto Verino celebra 40 años en la moda defendiendo la belleza serena, la sencillez de los diseños y la funcionalidad de las prendas al tiempo que prepara su relevo generacional y pasa las riendas del negocio, al menos en gran parte, a su hija Cristina.
«Cuarenta años no es el final de nada, sino el principio de nuestra realidad», cuenta este lunes a Efe Roberto Verino momentos antes de presentar en un lujoso hotel su nuevo trabajo que «habla de las cosas sencillas, de las que nos hacen felices, como un paseo tranquilo».
Este diseñador infatigable, fundador de la empresa, cede el testigo a su hija, Cristina Mariño, que estará al frente de la dirección de la marca y a Dora Casal, de la parte ejecutiva.
«Además de dar el refuerzo de la continuidad desde el punto de vista empresarial, me van a permitir que me dedique al trabajo de la imagen y diseño, que voy a seguir manteniendo», asegura el empresario (Verín, Orense, 1945) quien detalla que su hija lleva junto a él desde que terminó la universidad.
«Me siento afortunado de hacer lo que más me gusta, no tengo pereza y disfruto con mi trabajo, moriré con las botas puestas», reconoce este gallego defensor del consumo responsable, del armario inteligente y emocional.
A pesar de los acontecimiento y las adversidades, «aquí estamos», dice con optimismo el diseñador que espera que «la realidad se consolide y las dificultades se resuelvan».
Es consciente de que no se puede trabajar a plazo muy largo. «La clave está en adaptarse a los cambios y sacar la parte positiva a las dificultades, «de nada sirve lamentarse, hay que pelear por lo que merece la pena».
Reconoce que peca de optimismo, «pero si no fuera entusiasta no hubiera puesto en marcha nada», dice Verino que recuerda que hace cuarenta años era un poco «pardillo» cuando montó su primera tienda en París, «no pude ser mas quijote».
Si echa la vista atrás solo tiene palabra de gratitud para su familia, «ellos fueron clave para que pudiera iniciar una actividad de moda en un entorno rural», cuenta Verino quien asegura que nunca le ha sido fácil todo lo que ha hecho, «que no es tanto, pero estoy bien conmigo mismo».
Se considera afortunado, «he logrado muchos objetivos que ni siquiera me hubiera imaginado», señala este diseñador que piensa y trabaja para sus consumidores, «las posibilidades de futuro están intactas».
Ante estos momentos tan complicados que se viven, Verino tiene confianza: «vamos a salir si o si, tenemos talento, ganas y gente joven con energía».
Después, en el Museo Cerralbo, Juan Duyos rodeado de armaduras, cuadros y lámparas de araña ha mostrado la nueva colección dentro del programa Madrid es Moda.
Diseños que «acompañan» el paseo por las diferentes salas del palacio, con una costura preciosista, minuciosa, «donde este espacio fascinante manda», explica Duyos.
El creador ha jugado con una presentación con dos ejes, un divertido «fashion film», protagonizado por Laura Sánchez, Judith Mascó y Verónica Blume, algo gamberro, donde las modelos lucen las creaciones a ritmo de perreo y una exposición con este vestuario.
El museo acoge en su interior veinte piezas de «La Colección» de Duyos, intercaladas entre fabulosos muebles, relojes, porcelanas y pinturas, pertenecientes al marqués de Cerralbo y su familia.
«La he llamado así porque he querido homenajear el espíritu de su fundador como coleccionista y pensar que podría haber adquirido cualquiera de estos vestidos»,dice Duyos.
El museo acoge veinte piezas de «La Colección» de Duyos
Una impresionante escalera conduce hasta el primer piso donde tres vestidos, en satén y gasas en rojo y rosa intensos, reciben al visitante.
Enormes lazos, flecos y grandes volúmenes, conviven con vestidos de día en blanco y negro con siluetas atemporales, donde las superposiciones viven su gran momento.
«Parte de la colección, la más festiva, estará en mi taller», apunta Duyos, mientras que los diseños de día podrán adquirirse a través de la plataforma «Es Fascinante», para la que ha realizado una nueva colección cápsula.
Muselinas de seda que combinan a la perfección con el espacio, dan paso a vestidos en hilo bordado y un festival de perlas sobre tules y cuero que muestran el buen hacer de su costura, que combina de manera informal con sudaderas y camisetas, «una manera de desahogar el look».
Verdes y amarillos muy vivos en crepé de seda transforman vestidos con flecos y abrigos con capucha, confeccionados con marabú y organza, «un poco locos, exagerados», concluye Duyos.