Demostrando su apoyo incondicional a Daniel Sancho tras su entrada en prisión por el presunto asesinato de Edwin Arrieta, Silvia Bronchalo acude diariamiente a la cárcel de Koh Samui para visitar a su hijo; y desde que el cocinero terminó el periodo de aislamiento anti-Covid el pasado 17 de agosto, su madre no ha faltado ni un solo día a su cita con él.
Abatida, cabizbaja y muy seria, la expareja de Rodolfo Sancho guarda silencio y de las ocho veces que ha podido ver a Daniel en prisión -las visitas duran en torno a 20 minutos, se producen a través de un cristal y ambos deben llevar mascarilla puesta- tan solo ha hecho declaraciones a la prensa en dos ocasiones: la primera, un día después de llegar a Tailandia y de reencontrarse con su hijo, cuando muy entera reconoció que nadie prepara a un padre para recibir una noticia así. Una semana después, Silvia volvía a romper su silencio y, al ser preguntada por Edwin Arrieta, aseguraba que se pondría en contacto con su familia personalmente.
Estas breves imágenes a las puertas de la prisión eran hasta ahora las únicas ocasiones que habíamos visto a la madre de Daniel desde su llegada al país asiático. Destrozada, y con pánico a que la grabasen o intentasen sonsacarle información, la exactriz permanecería recluida en la habitación de su hotel y, a excepción de sus visitas diarias a su hijo, no se había captado ninguna imagen de Silvia en Koh Samui.
Hasta ahora. ‘Y ahora Sonsoles’ ha conseguido las primeras imágenes de la expareja de Rodolfo Sancho en un ambiente muy diferente al que estábamos acostumbrados. Acompañada por dos hombres más jóvenes cuya identidad se desconoce, Silvia ha disfrutado de un almuerzo en la terraza de un restaurante de la isla y, completamente ajena a la presencia de cámaras, nos ha dejado ver su lado más distendido.
Sin gafas de sol por primera vez, y con un alegre vestido de flores, la exactriz se ha mostrado relajada, charlando con sus acompañantes -se desconoce si son amigos suyos o de Daniel, que hayan viajado hasta Tailandia para transmitirle su apoyo- sin descuidar su teléfono móvil, del que estuvo pendiente durante toda la comida. Un contexto muy diferente al de la prisión en el que Silvia incluso ha sonreído en alguna ocasión, intentando evadirse por unos minutos de la dolorosa realidad a la que se enfrenta por el crimen cometido presuntamente por su hijo.
Tras la comida, la ex de Rodolfo Sancho abandonaba el lugar en moto con uno de sus ‘amigos’, que han querido arroparla en estos durísimos momentos.
Después de 12 días sola en Tailandia y encerrada en la habitación de su hotel, esta visita no es la única novedad relacionada con Silvia, ya que según ‘Y ahora Sonsoles’ ha abandonado el resort en el que se alojaba desde su llegada a la isla y se ha mudado a un bungalow cercano a la cárcel, desde el que puede ir caminando a la prisión para ver a su hijo.