Tabacalera dejó repartidos por varias ciudades edificios fabriles en desuso que se han aprovechando para otros fines. En San Sebastián, Tabakalera, con «k», se ha transformado en un gran contenedor cultural, donde confluyen entidades como el Festival de Cine, la Filmoteca Vasca y la Escuela de Cine Elías Querejeta.
Los beneficios de esta alianza son «indudables», asegura la directora general de Tabakalera, Edurne Ormazabal, sobre este enorme espacio de 37.000 metros cuadrados, que también dispone de un hotel y un restaurante.
El Instituto Etxepare -el Cervantes vasco-, la Fundación Kutxa y la asociación Zineuskadi, que tiene entre sus miembros a organizaciones de productores cinematográficos, son otras instituciones que conviven en el Centro Internacional de Cultura Contemporánea donostiarra (CICC), cuya gestación y arranque estuvieron acompañados de más de una controversia.
Ormazabal se puso al frente de Tabakalera en enero de 2018. Habían transcurrido más de dos años desde su inauguración, que tuvo lugar en septiembre de 2015 y a la que siguió un periodo de rodaje en el que la comunicación sobre lo que acontecía en el nuevo centro no fue precisamente su punto fuerte.
Las entidades que fueron trasladando su sede al edificio ya en marcha decidieron no darse la espalda, sino colaborar con el CICC, que tiene «dos misiones fundamentales: una muy vinculada a su carácter de centro de creación y otra al público, para el que se genera una programación», recuerda su directora.
Las exposiciones, las películas que se proyectan en la sala de cine compartida, las charlas, los conciertos y las performances son parte de lo que se ve, junto a la «gran joya» de Tabakalera, que es «Medialab», un lugar para la «creación y experimentación ciudadana».
Ormazabal explica que de esta iniciativa han surgido proyectos como «Arquimaña Open Bike», del que surgió el diseño de una bici «cien por cien sostenible», seleccionado para las bienales de arquitectura de Venecia y Seúl.
La proyección internacional de Tabakalera también se busca para la parte que el público no ve, como los espacios de creadores donde artistas nacionales y extranjeros, a los que se aloja en el hotel, trabajan sus propuestas.
Ikusmira Berriak, programa de residencias y desarrollo de proyectos para impulsar el talento emergente y la creación audiovisual, heredado de la Capitalidad Europea de la Cultura 2016, es un ejemplo de ello y de la colaboración de Tabakalera con el Festival de San Sebastián, la Filmoteca Vasca y la Elías Querejeta Zine Eskola.
El CICC está financiado al 80 % y a partes iguales por el Ayuntamiento de San Sebastián, la Diputación de Gipuzkoa y el Gobierno Vasco, que acaban de aprobar un plan estratégico para el periodo 2022-2025. El 20 % restante procede de patrocinios, alquileres de espacios e ingresos del hotel.
«Queremos reforzar el carácter privilegiado de Tabakalera como ‘hub’ audiovisual, vamos a seguir fortaleciendo el apoyo a los artistas contemporáneos no sólo en sus procesos creativos, sino también en su profesionalización. Estamos trabajando estrechamente con galerías y agentes que conforman el sistema del arte, como comisarios, para que les respalden en esos primeros pasos», remarca.