A lo largo de su carrera Tim Burton ha tenido una estrecha relación con Disney, con quien desarrolló clásicos como Pesadilla antes de navidad, grandes éxitos como Alicia en el país de las maravillas o aclamados títulos como Ed Wood o Frankenweenie. Sin embargo, esta ha estado lejos de ser idílica, como bien ha vuelto a señalar en nuevas declaraciones donde critica sin miramientos todo lo que engloba a la casa Mouse.
En concreto, durante una intervención en el festival de Festival Lumière de Lyon donde ha sido galardonado con un premio honorífico, ha reflexionado sobre su experiencia dirigiendo Dumbo, el remake del clásico de 1941 que realizó el pasado 2019. Se atreve a calificar a Disney como un “horrible gran circo” y afirma que este último trabajo le hizo decidir no volver a trabajar con ellos nunca más.
“La historia es que empecé allí. Fui contratado y despedido varias veces a lo largo de mi carrera en el estudio. Lo que ocurrió con Dumbo es que creo que mis días con Disney han terminado”, afirmaba Burton en declaraciones recogidas por Deadline. “Me di cuenta de que yo era Dumbo, que estaba trabajando en este horrible gran circo y necesitaba escapar. Esa película es bastante autobiográfica a cierto nivel”, continuaba.
Pero, por encaminado que esté al mostrar su desaprobación a la forma de trabajar de un estudio de Hollywood, lo cierto es que a estas alturas sus declaraciones me parecen fuera de lugar. Y es que, como bien indica en sus palabras, Dumbo no era ni mucho menos la primera vez que trabajaba con Disney. Es decir, que conocía de sobra lo mucho que siempre ha chocado su forma de hacer cine con las políticas de la compañía de Mickey Mouse. Y no hay más que ver los desacuerdos extremos que tuvieron en el pasado.
Por ejemplo, remitiéndonos a los comienzos de su carrera en los 80, Burton entró a trabajar en Disney en la producción de películas como Tod y Toby o Taron y el caldero mágico. Ya en aquel momento sus dibujos y diseños oscuros chocaban de lleno con la imagen familiar para todos los públicos de la casa Mouse, por lo que todo su trabajo fue desechado.
Algo similar ocurrió con la adaptación de Hansel y Gretel que realizó para Disney Channel en 1982, que tras ser emitida en Halloween de aquel año se guardó para siempre en el cajón del olvido por su aspecto tan siniestro y poco infantil. De hecho, salvo su exhibición en las exposiciones sobre Tim Burton en el MOMA de Nueva York o en la Cinemateque Francesa, nunca se volvió a ver hasta que en 2014 apareció en internet una grabación en VHS de su emisión original en televisión.
Las discrepancias de Burton con la compañía de Mickey Mouse llegaron al límite cuando estrenó Frankenweenie, su cortometraje inspirado en Frankenstein que debía acompañar el reestreno de Pinocho en 1984. De nuevo, lo poco que se acomodaba esta historia a la marca Disney llevó al estudio a dar marcha atrás con su exhibición en cines. Y en esta ocasión el director terminó siendo despedido.
Una vez que alcanzó la cima de Hollywood gracias a Beetlejuice, Batman o Eduardo Manostijeras, la relación entre ambas partes volvió a reanudarse. Aprovechando el fenómeno que Burton despertaba tras de sí, Disney decidió volver a confiar en el director y producir Pesadilla antes de navidad, película que se convertiría uno de sus títulos más icónicos de los 90. Pero no todo fue un camino de rosas, porque con la cinta ya terminada a Disney le volvieron a entrar dudas y prefirió alejar a Jack Skellington de su marca. Así, la cinta se estrenó originalmente bajo la distribución de Touchstone Pictures, el sello adulto de Disney con el que desarrollaron películas como Pretty Woman, Armageddon, La roca o Con Air.
El éxito de Pesadilla antes de navidad pareció romper la desconfianza de Disney en Burton, de ahí que se arriesgaran a producirle Ed Wood en 1994 y a que más de una década más tarde pusieran en sus manos un proyecto como Alicia en el país de las maravillas, la cinta que dio el pistoletazo de salida a los remakes de acción real de la casa Mouse y que se erigió como uno de los mayores éxitos de la pasada década. Además, después llegó el remake en stop-motion de Frankenweenie, Dumbo y hasta vimos a Burton firmar como productor Alicia a través del espejo.
Como bien acaba de demostrar el director, esta relación reciente no ha sido tan idílica como parecía, pero, al fin y al cabo, ha sido él quien se ha prestado a seguir trabajando una y otra vez bajo el techo de Disney aún conociendo de sobra su rechazo tan extremo a su toque personal, a su estética siniestra, a su humor negro o a sus seres terroríficos.
Y es que la experiencia debería de haberle advertido, porque, aunque muchos de sus desencuentros ocurriendo hace ya años, creo que con Dumbo, la película en la que enfoca su crítica a la casa Mouse, conocía de sobra su política actual de remakes y nostalgia tras haber dirigido Alicia en el país de las maravillas o firmar su secuela como productor. Por esta razón, por muy de acuerdo que pueda estar en su crítica hacia Disney y por mucho que admire a Burton, me termina chirriando en exceso. Solo me deja claro que si hizo estas últimas películas con el estudio fue por el buen cheque que debió de haber de por medio, y eso no le deja en buen lugar.
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