El famoso reportero Tintín es un notorio ‘políglota’ que ‘habla’ ya cerca de 130 lenguas y variantes dialectales, una docena de ellas en España, después de que el álbum «La isla Negra» se haya publicado ahora y por primera vez en cántabro, judeoespañol y ‘cadaquesenc’, la modalidad del catalán propia de Cadaqués (Girona).
Este álbum, que ha aparecido también con nuevas traducciones en asturiano, euskera y gallego, se suma a la iniciativa de Zephyrum Ediciones y Trilita Ediciones de publicar títulos de «Las Aventuras de Tintín» más allá del castellano y de todas las lenguas cooficiales españolas, y así anteriormente otros tres álbumes fueron traducidos al aragonés, asturiano, castúo y mallorquín.
La editora de Zephyrum, Ana Zendrera, ha explicado a Efe que considera que «todas las lenguas son una riqueza cultural» y que, como tal, uno de los objetivos de la iniciativa es «preservar estas modalidades lingüísticas que pueden caer en desuso».
El hecho de que Tintín sea un personaje viajero, que descubre las distintas culturas del mundo, «era un buen hilo conductor para lograr este objetivo que teníamos», apunta Zendrera, y por ello inicialmente el proyecto comenzó con un listado de una veintena de modalidades lingüísticas para estudiar su posible publicación.
Para que la edición se pueda llevar a cabo, subraya Ana Zendrera, es esencial que exista el interés de alguna institución o entidad del territorio en el que se hable esa lengua o variante lingüística y que apoye la propuesta, así como «un mínimo publico al que nosotros pensamos que podemos llegar».
Este fue el caso del judeoespañol, la lengua de los judíos sefardíes que fueron expulsados de la península ibérica en 1492 y que se ha preservado en algunos lugares donde se instalaron, como Estambul (Turquía), algo que les «llamó la atención» y «era una manera de apoyar esta lengua que lleva ya muchos años luchando».
Ana Zendrera indica que, en este sentido, el Centro Sefardí de Estambul les «apoyó mucho para publicar el álbum, se encargó de la traducción y está haciendo la difusión por todo el mundo».
Un interés que también había en Cadaqués por preservar el ‘cadaquesenc’, la variante del catalán de la población gerundense, sobre la que se han publicado algunos libros, como los de Ernesta Sala, o un vocabulario reciente del filólogo Pep Vila.
La edición en esta modalidad contó con el apoyo del ayuntamiento de la población y de la Societat l’Amistat Cadaqués, que se hizo cargo de la traducción y la corrección del nuevo álbum.
Uno de los aspectos a tener en cuenta al traducir los álbumes de Tintín a una nueva lengua es cómo ‘bautizar’ a los desastrosos policías gemelos Dupond y Dupont, en el original en francés, y que en castellano pasaron a llamarse Hernández y Fernández y en inglés, Thomson y Thompson.
Para la edición en ‘cadaquesenc’ se ha optado por denominarles Pitxot y Pichot, en atención a una familia de artistas muy vinculados a la población, en cántabro son Sáinz y Sáiz, mientras en judeoespañol la traductora ha optado por mantener los nombres originales en francés.
Ana Zendrera señala que para estas traducciones «las tiradas son cortas», que no aspiran a hacer «unas tiradas muy grandes», pero sí que buscan «unos mínimos» que puedan vender, bien entre los hablantes de estas modalidades, entre quienes sin hablarlas se interesen por ellas y «entre los coleccionistas, que tienen cabida en este público» al que se dirigen.
Junto a las nuevas traducciones, Zephyrum ha dispuesto una «Tintinteca» en la web de la editorial en la que los lectores pueden escuchar los diálogos de una página de «La isla Negra», como forma de «darle más amenidad y para conocer cómo suena el habla de cada lengua», una iniciativa que se piensa extender a álbumes traducidos anteriores.
La editora admite que las traducciones a nuevas lenguas suplen en parte la ausencia de nuevos álbumes del personaje, puesto que su creador, Hergé, no quiso que nadie continuara con nuevas historias a su muerte.
«Como no habrá más álbumes porque Hergé dijo que Tintín se acababa con él, pues todo lo que se vaya publicando alrededor suyo será bienvenido y esto es una manera también de llenar ese hueco», junto a los libros de ensayo que van apareciendo sobre el universo tintinesco o sobre los materiales que se descubren en los archivos del autor, señala Ana Zendrera.
Entre estas ‘novedades’ destaca la progresiva publicación en color de las primeras aventuras de Tintín, aparecidas originalmente en blanco y negro en álbumes de 124 páginas, y que en los años 40 y 50 del pasado siglo fueron completamente redibujados y coloreados por Hergé para Casterman en 62 páginas.