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Un monasterio rehabilitado del siglo XVII cerca del lago de Garda

Hay dos cosas que son innegables: la primera, que Italia es un paraíso para los amantes de la historia y del arte; la segunda, que encontrar nuevos usos para el patrimonio histórico-artístico, en especial en la arquitectura, es importante para mantenerlo en buen estado y, además, ponerlo en valor. Y en este artículo entran en juego estas dos afirmaciones, viajando hasta Trento para hablar de la nueva vida de un antiguo monasterio reconvertido en un fantástico hotel.

El estudio italiano Network of Architecture (NOA) se puso manos a la obra para hacer de ese proyecto una realidad. El resultado es el Monastero Arx Vivendi hotel, lo que ha sido posible mediante la conservación y la restauración de los interiores, y la inserción de una serie de salas de spa acristalamiento en sus jardines. Por unos 200 euros la noche se pueden descubrir todos sus encantos.

El estudio trabajó en estrecha colaboración con la Oficina de Patrimonio Cultural de Trento para transformar la mitad del complejo del siglo XVII en Arco, cerca del lago de Garda, en un hotel. Junto al establecimiento, una iglesia y un claustro cumplen sus funciones originarias y permanecen ocupados por monjas.

Compuesto por áreas comunes y 40 habitaciones para huéspedes junto con un área de bienestar de nueva construcción, la remodelación buscó retener y aprovechar la mayor cantidad posible de características originales, incluida una pared de siete metros de altura que rodea todo el complejo.

En la planta baja del monasterio se encuentran las áreas comunes, incluida la recepción, la sala de desayunos, el bar y la cocina, que se encuentran debajo de los techos de bóveda de crucería originales. Estas áreas han sido restauradas y cubiertas con un yeso ondulado efecto antiguo, con pisos de concreto nuevos construidos sobre los viejos. Los accesorios de piedra, hierro forjado y madera en el área de recepción, la sala de desayunos y el bar tienen como objetivo hacer eco tanto de los colores como de las texturas del edificio original, creando una sensación de «agradable austeridad» e iluminado por luminarias mínimas colgantes.

Arriba, las 40 habitaciones están distribuidas en el primer piso alrededor de un gran corredor central y el loft, donde las grandes vigas de madera del techo han quedado expuestas y coronadas por una gran claraboya. Cada dormitorio ocupa lo que hubieran sido dos celdas de un monasterio, con una suite más grande ocupando el antiguo baño. En estos espacios también se ha utilizado el acabado de yeso efecto envejecido, complementado con suelos de madera clara, muebles de hierro negro y tejidos en tonos tierra, y se han restaurado las puertas originales en sus lados exteriores.

El espacio de bienestar Salas per Aquam es un nuevo desarrollo que consta de siete volúmenes de vidrio y metal construidos a lo largo de un muro de piedra. Salones de relajación, áreas de tratamiento y saunas ocupan estas habitaciones, con una sala central que se abre a una piscina al aire libre. Los interiores de estos nuevos espacios están destinados a crear una sensación de calma y relajación, con paneles de roble blanqueado, bancos en forma de bancos, camas suspendidas e intrincados paneles fresados ​​en las paredes y techos.