Si estás pensando en viajar a Ámsterdam, esta bonita casa es una excelente opción para alojarte. Es cierto que no está justo en la ciudad y que hay que desplazarse a unos cuantos kilómetros, pero es ideal para quienes eso no suponga un problema y, sobre todo, les guste disfrutar de la naturaleza y de entornos pintorescos, durmiendo bajo el cielo nocturno de Países Bajos en una pequeña y acogedora casa de vidrio.
Ubicada en un terreno privado de más de 300 m2 con árboles, arbustos y un arroyo, en realidad, esos 67 m2 se dividen en dos volúmenes. Uno de ellos, el más grande, cuenta con 50 m2 con una distribución funcional y sorprendente que contiene una sala de estar y una cocina abiertas y luminosas, con grandes puertas y ventanales que permiten que entre la luz del sol. Aquí también se ubica un dormitorio principal y dos cuartos de baño. Además, en el salón se han instalado sofás cama en el que pueden dormir dos personas.
A través de un corredor, se accede al segundo espacio, más pequeño, con 17 m2. Aquí encontramos un dormitorio y un lavabo privado, además de una estufa clásica, estilo chimenea, para mantener el ambiente en una temperatura agradable en los meses más fríos del invierno neerlandés.
La casa fue ingeniosamente diseñada para difuminar y fusionar sutilmente los límites entre los interiores y los exteriores, creando así un espacio que se destaca por la luz del sol. De hecho, es precisamente la luz natural su mejor accesorio. Con sus paredes de vidrio transparente y su fachada estilo invernadero, la casa captura la mayor parte de la atención, y los diseñadores optaron por adornarla con muebles mínimos y una paleta neutra que eleva la vista y permite que el espacio tenga una apariencia abierta, fluida y dinámica. De esta forma, además, se logra una sensación de mayor amplitud y se crea una conexión surrealista entre el interior y el exterior con sus paredes translúcidas, dando una nueva dimensión al concepto “vida al aire libre”.