Una minicasa prefabricada que usa los árboles como estructura

No solo los arquitectos afamados y reputados son capaces de diseñar interesantes proyectos. Al contrario, existen valores emergentes que aportan nuevas y frescas ideas que ayudan a innovar en el campo de la arquitectura.

Movidos por esta realidad, desde hace ya una década, la Architectural Association de Reino Unido lleva a cabo un programa intensivo que lleva por nombre Design + Make. En él, se reta a los estudiantes a desarrollar proyectos de arquitectura experimental en una escala 1:1 en el campus de Hooke Park, en Dorset.

Enfocado en explorar la intersección de la fabricación digital y manual, el programa asigna a cada nuevo equipo un trabajo que consiste en el diseño y construcción de una estructura para agregar al creciente campus de cabañas escultóricas.

En 2020, un equipo de estudiantes desarrolló un proyecto muy interesante al que denominaron Woodland Cabin. Se trata de una minicasa de 25 m2 en cuya construcción colaboraron humanos y un brazo robótico. El resultado fue una estructura que combina a la perfección la fantasía y el minimalismo. Y aunque la cabina funciona más como un producto de la investigación arquitectónica, lo cierto es que se le va a dar vida gracias a la posibilidad de alquilarla para descansar y relajarse durante unos días.

“La cabaña es una pequeña estructura de madera que se enfrenta a los desafíos de unir geometrías orgánicas y fresadas, desmontabilidad y carpintería reversible, y el uso de propiedades inherentes de la madera. Ejerce un enfoque de prefabricación y construcción que integra la lógica de su ensamblaje en una serie de componentes discretos”, se explica en la web oficial del programa Design + Make.

Las instrucciones que se dieron a los participantes es que el proyecto debía tratarse de «un espacio doméstico informal que podría reubicarse si fuera necesario«. Ante esta premisa, de forma lógica, los diseñadores recurrieron a elementos de construcción prefabricada. Internamente, el grueso de la estructura está sostenido por cuatro árboles talados que descansan sobre bases de hormigón preexistentes, mientras que la envolvente externa está formada por cuatro muros premontados y un piso de madera.

La utilización de un brazo robótico para ayudar a la construcción fue uno de los elementos innovadores que presentó el proyecto. Este se utilizó para cortar muescas a lo largo de las formas orgánicas del tronco de árbol para sostener las paredes exteriores. Combinado con juntas a lo largo de las uniones de las paredes y el piso, toda la estructura se bloquea.

Uno de los principios que utilizaron fue el del contraste, ya que el proyecto destaca por la aplicación de ideas que, en principio, parecen contrarias. Así, junto a las líneas naturales de las columnas de los árboles frente a la rígida estructura prefabricada, el interior es a la vez sencillo y divertido, con una pequeña colección de muebles macizos hechos a mano y una serie de ventanas de varios tamaños y ubicaciones. Arriba, una red se extiende entre los cuatro troncos de los árboles estructurales, y los muebles se colocan como peldaños para su acceso.

Con todo esto, Woodland Cabin supone, además, una reflexión casi filosófica, al explorar las posibilidades de colaboración de elementos robóticos con el ser humano y la naturaleza.