La «sencillez» y el «buen sabor» del pincho «Torrija de panceta y yema», de El Quizal Restaurant, en la localidad riojana de Autol, le ha permitido alzarse este sábado con el «Delantal de Oro» del XIX Concurso de Pinchos de La Rioja, en una jornada de «show cooking», que ha tenido como ingredientes protagonistas el humor y el amor por la gastronomía.
Estas cualidades, junto a la sencillez y el buen sabor, son las que el dueño de El Quizal Restaurant, Manuel Álvarez, cree que han conquistado al jurado, formado por cocineros que suman un total de ocho estrellas Michelin y que han pasado la mañana catando y analizando las creaciones de los 10 finalistas.
«El pincho tiene que ser una cosa sencilla y fácil de comer con los dedos; no tiene otra cosa, y, sobre todo, tiene que estar rico», ha indicado Álvarez, visiblemente sorprendido de alzarse con este galardón, dotado con 1.600 euros, tras una ajustada final en la Bodega Institucional de La Grajera, en Logroño, a la que ha asistido un entregado público.
Este pincho, «en realidad, es una torrija, es bastante sencillo, y la diferencia es que sabe a una cosa que gusta mucho a los riojanos, que es el chorizo y la panceta, llamémosle un trampantojo», ha afirmado.
El Delantal de Plata, dotado con 900 euros, ha recaído en el pincho «Artesano 100 por ciento», del bar-pastelería Flor y Nata, ubicado en Calahorra, cuyo dueño, Gabriel Pérez, ha querido hacer «una mención a estos artesanos que tratan los productos tan bien y cogen la esencia de la tierra y de los paladares de todo el mundo».
«Quise un pincho sencillo, que, a la vez, nos dé facilidad a la hora de trabajarlo, que podamos tenerlo en el bar y, cuando haya afluencia de gente, poder sacarlo, y creo que, por lo visto, lo he llegado a conseguir», ha subrayado.
El bar-mesón Jabugo Parque Rioja, de Logroño, ha sido premiado con el «Delantal de Bronce», acompañado de 600 euros, por su pincho ‘Desayuno en los Cameros’, elaborado con guiso de ciervo al vino de Rioja, resultado de un equipo formado «para estar orgullosos», ha resaltado el cocinero de este local, José Ignacio Gordo.
Cada finalista ha «comparecido» ante los jueces, los asistentes presenciales, y los que estaban al otro lado de la pantalla viéndoles en directo, para demostrar por qué sus pinchos merecían ganar estos preciados delantales.
Por ello, en un máximo de 10 minutos cada uno, han tenido que prepararlos y explicarlos a nivel técnico y conceptual.
En una mesa con una vista privilegiada de la pequeña cocina, en la que se preparaban las elaboraciones, los miembros del jurado han aguardado y supervisado pacientemente cada una de las elaboraciones, que se han podido llevar a la boca tras cada turno y, al final, se han reunido para una deliberación más larga de lo que se esperaba por «el alto nivel».
«Ha habido un nivel muy alto, enhorabuena a todos», ha señalado el chef Francis Paniego, con dos estrellas Michelin en el Portal del Echaurren, de Ezcaray, y una estrella Michelin en el Hotel Marqués de Riscal, de Elciego (Alava), una vez tomada la decisión junto a sus compañeros del jurado.
Junto a Paniego, han juzgado estos pinchos: Jesús Sánchez, tres estrellas Michelin en el Cenador de Amós, de Cantabria; Ignacio Echapresto, una estrella Michelin en Venta Moncalvillo, en Daroca de Rioja; e Iñaki Murua, una estrella Michelin en Ikaro, en La Rioja; coordinados por el experto gastronómico Mikel Zeberio.
Junto a los delantales, este jurado ha otorgado la mención «Pincho Tradicional» al bar Ágora Lounge, de Baños de Río Tobía, por su pincho «Morrocotudo»; y la de «Pincho Capital», elaborado con alimentos riojanos, al bar La Escuela, de Brieva de Cameros, por su creación «Peña Hincada».
Además, el galardón «Palillos de honor», establecido para homenajear a las personas que han trabajado en pro de los pinchos en La Rioja, ha sido recogido por unos agradecidos Rosa Berrozpe y Abel Carazo, ex propietarios de Casa Chufo, en Logroño, quienes se han jubilado de forma reciente.
Y así, tras una jornada de nervios, risas, aplausos y mucha cocina, se da por cerrada la décimo novena edición de este certamen, que ha repartido sus premios por distintos puntos de la geografía riojana, un motivo más para invitar a degustar los pinchos seleccionados, mientras se contemplan los paisajes de esta región, «¡bon appetit!».