El Museo van Gogh abrirá este viernes una exposición centrada en la serie de quince pinturas de olivares que el artista neerlandés realizó entre junio y diciembre de 1889 en Saint-Rémy-de-Provence, en el sur de Francia, reflejando la fascinación del pintor por las formas y las luces de las hojas de esos árboles.
A simple vista, pueden parecer todas iguales, pero en realidad cada pieza cuenta su propia historia. Están pintadas en diferentes estaciones y momentos del día, y desde varias perspectivas, en una búsqueda de las características típicas del olivo de la Provenza. “Los olivos son muy característicos, y estoy luchando por capturar eso”, le escribió a su hermano Theo en septiembre de 1889.