Treinta años después de la desaparición de la URSS, un viaje en el tiempo cuesta sólo 15 kopeks, esto es, un euro. La nostalgia por la infancia soviética aún sigue viva en un museo de máquinas recreativas de Moscú, que cada fin de semana visitan centenares de niños y adultos.
«Nuestro público es de los más diverso. Vienen niños, padres con hijos, abuelos con nietos», dice a Efe Yekaterina, guardiana del museo, que alberga medio centenar de máquinas de arcade de los tiempos soviéticos.