La Navidad es una época para celebrar y disfrutar de momentos inolvidables alrededor de la mesa, siempre llena de sabores que evocan recuerdos y construyen otros nuevos. Desde hace más de 90 años, el roscón de Reyes de Mallorca ha estado presente en estas reuniones navideñas, llevando a los hogares el auténtico sabor de la tradición año tras año. A lo largo de sus nueve décadas de historia, Mallorca ha mantenido intacta la esencia de su roscón de Reyes y, desde entonces, cada año se elabora con el mismo mimo y dedicación de siempre.
Así, en el obrador de Mallorca los roscones se preparan siguiendo la receta original de 1931, cuando Bernardino Moreno dio inicio al legado familiar de Mallorca, que ha sido cuidadosamente transmitida generación tras generación, llegando hoy a la cuarta. Ahora, perfeccionada con el paso del tiempo para ofrecer siempre lo mejor, no solo conserva el sabor de toda la vida, sino también el cuidado por los detalles y el respeto por la tradición.
Desde sus inicios, Mallorca se ha caracterizado por apostar por la calidad y la autenticidad en todos sus procesos de producción. Por eso, para su icónico roscón de Reyes se utilizan harinas de máxima calidad, mezclando la española con la italiana, consiguiendo así una masa elástica, que absorbe toda la mantequilla y genera unas hebras de miga definidas y suaves. Además, se utiliza el procedimiento de la triple fermentación, con dos procesos en frío y uno en calor, consiguiendo que se genere una mayor intensidad en su sabor y una masa que permite que el roscón dure más tiempo tierno. Como ingredientes auténticos y propios del roscón de Mallorca, su famosa almendra Marcona tostada en grano, su característico agua de azahar Luca de Tena de Sevilla y la ralladura de limón y naranja 100% natural. El resultado es una miga tierna en un roscón alveolado, de color vivo y con una esponjosidad de la masa inigualable, seña de identidad de los roscones de Reyes de Mallorca.
Como todos los años, además de la opción del roscón clásico, Mallorca sigue ofreciendo sus dos opciones rellenas. Por un lado, se encuentra su roscón de nata, para el que se utiliza una nata con 38% de materia grasa para conseguir una textura cremosa y suave. Y por otro, el roscón de trufa, elaborado con chocolate procedente de Bélgica, con el que se obtiene una textura cremosa y ligera, y un sabor suave que acompaña al roscón, pero sin restarle protagonismo.
El roscón clásico y los roscones rellenos de nata y de trufa están disponible en todas las tiendas físicas de Mallorca y en la tienda online en varios tamaños. Además, como un homenaje a sus raíces, esta Navidad los roscones se presentan en un packaging especial inspirado en el diseño con el que Mallorca vendía sus productos en 1960, un detalle que resalta el compromiso de la marca con su legado y con ofrecer una experiencia única en cada producto.
En Mallorca, el ritual de elaborar esta receta con mimo y dedicación se repite cada diciembre, desde hace casi un siglo, convirtiéndose en un símbolo de la Navidad. Su emblemático roscón de Reyes es el sabor de los recuerdos que construimos, año tras año, en estas fechas tan especiales y el placer de disfrutar de lo auténtico y lo bien hecho, llevando la tradición y la calidad a todos los hogares.
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